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VIVIR

Los hijos de padres separados pasan del trauma al chantaje

Los más pequeños se muestran nerviosos, tristes e irritables

R. SOTORRÍO

Lunes, 15 de diciembre 2008, 03:11

Nochebuena y Navidad con mamá; Fin de Año y noche de Reyes con papá. Es el calendario ya conocido por muchos hijos de padres separados que, en este periodo de vacaciones, vuelven a estar en medio de las confrontaciones de pareja. «Sufren una doble lucha: la propia de todo el año y la especial de las Navidades, que los padres utilizan para pelearse entre ellos mismos», declara el psiquiatra Conrado Montesinos, también especialista en psiquiatría infanto-juvenil.

Como explica este experto, «la separación es la causa más frecuente de problemas emocionales y trastornos de conducta en niños; algo que en fechas navideñas se agudiza». No obstante, cada caso requiere de un análisis particular. Eso sí, los especialistas no dudan en afirmar que la armonía entre los padres divorciados permite que los menores vivan las fiestas con normalidad y naturalidad.

A partir de los cinco años, los pequeños son ya conscientes de la situación familiar y comparan la Navidad ideal que refleja la televisión con la real que experimentan en sus casas. De hecho, aunque cada vez es una situación más habitual en la sociedad, esto no se refleja en las películas infantiles ni en los anuncios de juguetes que bombardean la pequeña pantalla, donde siempre se retratan hogares perfectos, felices y sin desavenencias.

«Lo viven de forma dramática porque les gustaría estar con los dos padres, complacer a los dos, pero saben que no pueden», añade el psiquiatra y psicoanalista Hilario Cid. Esos sentimientos se traducen en estados depresivos y de tristeza, nerviosismo, una mayor irritabilidad y el intento de rehuir el contacto con ambos padres.

Regalos y planes

Además, algunos progenitores aprovechan estas fiestas para mover ficha a su favor e intentan atraer hacia sí a los pequeños con regalos excesivos y planes extraordinarios. «La guerra larvada se exacerba y la lucha entre el padre y la madre se hace más relevante», asegura el experto en infancia.

En cualquier caso, también muchos padres son 'víctimas' de estas fechas y de la separación de la pareja. No son pocos los hombres y mujeres divorciados que se responsabilizan de no poder cumplir con las expectativas de una Navidad perfecta para sus niños y que experimentan un profundo sentimiento de vacío cuando no tienen al hijo consigo en unos días tan señalados.

Y si cuando son pequeños los niños viven de forma traumática la separación, en la adolescencia los papeles se intercambian. «Cuando ya no son tan niños usan esta situación para manipular a los padres y ver quién es el mejor postor. Piensan: 'con el que más me ofrezca, con ese me voy'», señala Montesinos. Es la ley de la oferta y la demanda. Hilario Cid comparte esa misma opinión y asegura que los adolescentes «siempre chantajean». «No hay narcisismo más grande que el del adolescente», apunta el psicoanalista.

Conflicto generacional

Por otro lado, la desaparición de la familia tradicional y la pérdida del concepto más clásico de la Navidad como una reunión en el hogar, provoca un nuevo conflicto generacional entre padres e hijos. «Antes, los adolescentes sólo pasaban fuera de casa la Nochevieja, ahora también quieren salir en Nochebuena y la noche de reyes», afirma Cid.

En consecuencia, participan poco de las cenas con los tíos, abuelos, primos... «Dedican mucho tiempo a arreglarse para la noche y se muestran más interesados en irse cuanto antes con los amigos que en hacer vida familiar», añade. Un comportamiento que provoca las iras y la frustración de los padres. «En consulta se ve a muchos progenitores absolutamente destrozados porque han tenido unas Navidades desastrosas con sus hijos», concluye Cid.

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