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Toros

David Mora corta cuatro orejas y un rabo en una tarde de épica taurina

Fue cogido por el último de la tarde, atendido en la enfermería y salió maltrecho al ruedo acabando con su oponente

Salvador Ramirez |

Viernes, 5 de septiembre 2008, 21:06

Lo épico de los toros se suele escribir en plazas de primera, con diestros de fama y astados de hierros consolidados y centenarios pero lo épico de los toros se escribió ayer en Melilla gracias a un torero joven de nombre David Mora, de un toro temible, de nombre Polvorillo, del hierro de La Palmosilla. Terminaba la corrida cuando el burel coge de muy mala manera a Mora, éste necesita asistencia médica, entra en la enfermería y, a pesar de la opinión contraria de los médicos, sin chaquetilla ni manoletinas, se clava en el ruedo y, cojeando, le corta las dos orejas y el rabo al último de la tarde. La plaza era un clamor y el público más de tres cuartos de entrada- cantaba al unísono ¡tú sí que vales!, mientras el maestro Mendoza bordaba ¡Paquito el chocolatero.

Fue una tarde tan épica como triunfal porque José Pedro Prados El Fundi salió arreando y, pese a tener una birria de toro de don Luis Algarra, se aseó, llegó al tendido, mató bien y le cortó una oreja al morlaco. En su segundo el mejor de la tarde- no estuvo afortunado con las distancias y, para colmo, se enfadó con el callejón cuando le pidieron que alargara su segunda faena de muleta. Pegó dos voces, mató pulcro y volvió a quedarse con un apéndice. En resumen, dos orejas y puerta grande y puerta grande.

Julio Aparicio, hijo de una leyenda del toreo, no está bien, tiene una cuadrilla de mucho preocupar pero tiene el oficio necesario para instrumentar dos faenas de filigrana y recurso, las suficientes en Melilla- para cortar sendas orejas y marcharse, como sus compañeros de cartel, por esa puerta grande que desemboca en la plaza de Velázquez.

David Mora cogió el avión en Madrid con el único deseo de pegar el pelotazo en Melilla. Lo pegó y se lo pegaron. A su primero se hizo una faena artística, clásica, por los dos pitones, con naturales desmayados propios de un cartel de bodega. Mató por derecho y se llevó dos orejas.

Y llega lo épico. David Mora tenía asegurada su salida a hombros por la Mezquita del Toreo pero es diestro joven y de muchas ambiciones, de manera que se plantó genuflexo a la salida de toriles e instrumento una porta gayola y una larga cambiada de mucho susto. No importaba porque él quería triunfar a lo grande. La serie de verónicas a su segundo es de mucha consideración.

Tras los dos puyazos y los rehiletes, Mora se fajó con Polvorillo. El toro le dio un aviso pegado a tablas pero el joven matador estaba borracho con su torería y pagó con percance su voluntad de triunfo. A la salida de un derechazo, el toro le embistió frontalmente y la lidia se detuvo. En brazos de sus compañeros entró en enfermería con claros síntomas de dolor.

Cuando José Pedro Frados El Fundi se preparaba para dar muerte al fiero oponente de Mora, éste comparece de nuevo en el albero mosquitero, sin chaquetilla y sin manoletinas y dice que tos afuera. Con una cojera más que evidente instrumenta a Polvorillo series con la derecha y con la izquierda, lo cuadra, se perfil, arma los trastos y le da un estoconazo tras el que el toro cae sin puntilla.. Balance: cuatro orejas y un rabo. Conclusión: David Mora es el triunfador indiscutible de la Feria del Mar 2008, tras escribir una página épica en la historia del toreo de Melilla.

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