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SAETAS. Cante de Remedios Cañizares durante la visita a 'El Niño'.
El Rescate se libera para bendecir a 'El Niño' entre centenares de penitentes
PASIÓN DEL SUR. ANTEQUERA

El Rescate se libera para bendecir a 'El Niño' entre centenares de penitentes

18 Saetas, mantillas y miles de personas agolpadas a los pies del templo de La Trinidad. Ese es el Martes Santo antequerano, un día para la devoción que se llena de emotividad con la visita de Jesús a un enfermo.

TEXTO:

Miércoles, 19 de marzo 2008, 02:54

ARRIBA, una puesta de sol en un cielo libre de nubes. Abajo, miles de devotos que llegaban a la Cruz Blanca por diferentes senderos que sólo podían conducir ayer hasta la iglesia de la Trinidad. Una muchedumbre aguardaba ya a los pies del templo la salida de una de las imágenes más seguidas por los antequeranos. Caía la noche, las velas empezaban a encenderse y la cera resbalaba hasta los pies de una niña que enmudeció al ver aparecer a Nuestro Padre Jesús del Rescate. La imagen ya estaba en la calle bajando, al pulso del medio centenar de hermanacos que guían sus pasos, las empinadas escaleras de la plaza de la iglesia.

Mirando hacia ella se pondría el Señor para hacerle una reverencia, con la mirada perdida y el rostro ensangrentado, a una triste María Santísima de la Piedad que desolada pedía clemencia para su hijo, entregado ya por el beso de Judas para morir con los brazos en cruz.

Tras el encuentro con su Madre y con su túnica morada ondeante por la brisa, partió el Rescate camino del Calvario, mientras ella quedaba allí para descender con cautela por las mismas escaleras que bajó el Señor, que cautivo iba hacia el callejón de Toronjo.

Asomado desde un balcón 'El Niño' esperaba la llegada del de Nazaret. Desde 1982, el Rescate acude a su balcón para bendecir a este ya hombre de más de 50 años que nació con parálisis cerebral. Su devota madre, que siempre le llevó a ver al Señor cuando era pequeño, pidió a la Cofradía que el trono abandonase el recorrido oficial para visitarle ante la imposibilidad ya de desplazar a su hijo Manolo, conocido desde entonces como 'El Niño'. Junto a él, las voces de Remedios Cañizares y Andrés Luque, 'El rubio de Gandía', entonaron ayer desgarradoras saetas que retumbaron en el callejón de Toronjo antes de que el Rescate iniciase su recorrido oficial.

Precedido por la banda de Coronación de Campillos, que encabezaba el cuerpo procesional, la imagen retomó su camino. Sufragada por la devota Carreira para remplazar a la original que se quemó en 1935 y atribuida a la Escuela Granadina, la talla anónima de 1936 iba acompañada por centenares de penitentes cubiertos y descubiertos y por las únicas mantillas que procesionan en la Semana Santa antequerana. Detrás de una inmensa hilera de promesas, la Piedad caminaba con su saya tan roja como el mismo color de la sangre hasta la calle Laguna, donde los saeteros volvieron a arrancar lágrimas entre los devotos con sus voces desoladas en un momento del Martes Santo que se ha convertido ya en tradición después de que Remedios Cañizares, por una promesa, año tras año, acudiese desde 1995 a cantar a los titulares de la Cofradía. Andrés Luque también entona saetas desde hace al menos una década.

Sus voces volverían después a arrancarse, ya de nuevo en la Cruz Blanca, para despedir al Señor y a su Madre entre cientos de personas estremecidas por un momento inolvidable. La banda de la Saucedeña de Villanueva del Rosario, que cerraba el cortejo procesional, cesó su música al igual que la de Coronación para dar protagonismo a los saeteros. Luego volverían a tocar para marcar el ritmo del encierro de los sagrados titulares en el templo de la Trinidad. Los hermanacos ya descansaban sus hombros, desataban las almohadillas y recogían las horquillas con las que sujetaron el trono en cada parada. Una mirada al Rescate y la despedida.

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