la espiral del juego
CAROLINA CASADO
Viernes, 18 de enero 2008, 20:44
Si ya, en estos últimos años existe la preocupación en los padres, sobre el abuso que los menores hacen de los videoconsolas, ¿qué ocurre si en casa, es uno de los progenitores el que se excede con la consola? La mayor proporción de jugadores patológicos asistentes a Amalajer tienen entre 35 y 45 años. Generalmente acuden obligados por familiares o por las consecuencias desastrosas que el juego ha llevado a sus vidas. Si ya les es difícil aceptar que tengan un problema con un juego de azar, asociar el problema con cualquier otro juego ya es escandaloso.
La excitación que produce el juego en el Sistema Nervioso Central es la droga del jugador. En la mayoría de los casos existen innumerables deudas por el abuso y no siempre se puede obtener dinero para volver a apostar. Por lo tanto, buscar un canal sustituto que aporte la dosis de juego que se plantea como opción primordial. Y si al llegar a casa, está la videoconsolas del hijo, con la que pasar horas, no gastar dinero y además sentirse bien sin ser ningún juego de azar, ¿qué problema hay en ello? Existe un alto porcentaje de jugadores patológicos de 35 a 45 años que abusan de las consolas para 'consolarse'. El tener hijos en edad de jugar a videojuegos es una buena excusa. Pero si los adultos dan el salto de las tragaperras al videojuego, en el caso de los adolescentes ocurre lo contrario. El abuso de las consolas desde edades tempranas es una puerta de entrada al juego patológico a medio y largo plazo. Se trata de dos conductas de juego que se retroalimentan mutuamente.
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