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ÚTIL. Gregorio de Goro utiliza la guía de apodos que ha elaborado para buscar el teléfono de un vecino.
Motes telefónicos
MÁLAGA

Motes telefónicos

Los trabuqueños ya no perderán el tiempo en buscar los números de teléfonos de sus vecinos. Un original listín recopila sus apodos para identificarlos al momento

TEXTO: CARMEN MARTÍN

Miércoles, 19 de septiembre 2007, 10:16

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EL Demonio tiene nombre, apellidos y número de teléfono en Villanueva del Trabuco. No se trata de un ser maligno, sino del propietario de uno de los bares de esta localidad malagueña de algo más de 5.000 habitantes al que sus vecinos llaman por este mote. Muchos sólo lo conocen por el apodo, por lo que buscar su teléfono en las 'Páginas Blancas' era toda una odisea para quien quisiera localizarle hasta que a Gregorio Enamorado se le ocurrió elaborar un original listín telefónico de su pueblo en el que figurasen el sobrenombre de sus vecinos.

La genial idea le vino a la cabeza al recordar el libro 'Callejero de mi memoria', que publicó en 1999, en el que además de recoger cada una de las rúas de la localidad identificaba por sus motes a quienes vivían en ella. Años después de editar aquel libro, habían surgido nuevas urbanizaciones como la del Pilón, con calles que no aparecen en las habituales guías de teléfono, y muchos trabuqueños tenían dificultades para localizar a sus residentes. «Hablé con el anterior concejal de Cultura, Cristóbal Moreno, y con Domingo Bautista, que me diseñó las páginas, y me puse a trabajar en el listín», recuerda Gregorio, quien haciendo uso de su memoria y de la guía de Telefónica contactó con 1.416 vecinos que le autorizaron a publicar sus nombres, apellidos, domicilio, números de teléfono fijo y móvil y el apodo por el que son conocidos.

Un fin benéfico

El resultado de su trabajo ha sido un listín en el que los trabuqueños podrán localizar por sus motes a Anacleto el Borrico, Culo Goma, Tarzán, El Toto, La de Chicharrones, El Limpio, El Chinches, Buscavías, Sartenes o a El de los Pollos tras adquirirlo por el módico precio de dos euros, que irán a parar a un fondo benéfico.

El Ayuntamiento ha editado ya 2.000 ejemplares de esta guía que en apenas una semana ya está prácticamente agotada, por lo que el nuevo edil de Cultura, Antonio Espasa, piensa ya en ampliarlo y reeditarlo. Además, también tienen en mente actualizar el callejero de Gregorio y publicarlo en un volumen junto a 'Villanueva del Trabuco. Datos para su historia, costumbres, personajes y curiosidades', escrito en el año 2000 también por el mismo autor, más conocido como Gregorio de Goro. «Mi apodo viene de mi abuelo, que se llamaba también Gregorio y le rompieron por Goro. Mi padre, Joseíto el Goro, asumió su mote, que ahora me identifica a mí», explica este jubilado que no ha dudado en idear nuevos sobrenombres para elaborar su guía.

Y es que, pese a que los apodos se usan en el pueblo desde que Villanueva del Trabuco se segregó de Archidona en 1848 y se han ido heredando de generación en generación, hay quienes hoy no son conocidos por el mote de sus padres. «Es el caso de Elvira. A su padre le llamaban El Troncha, pero por la hija del Troncha no la iban a conocer porque ya hace años que el hombre murió, así que le he puesto Elvira la de la cera porque se dedica a la estética», admite Gregorio, quien también se ha encontrado en su búsqueda con vecinos originarios de otros pueblos que querían conservar sus sobrenombres. «Llamé a un hombre que había nacido en Villanueva del Rosario y, orgulloso, me dijo que allí lo conocían como Pescuezo Corto», asegura el autor.

El apodo, con orgullo

Pero Pescuezo Corto no es el único que lleva bien eso de tener un mote. Gracia María Conejo, La Corrilla, no tiene tapujos en reconocer cómo la llaman. Su sobrenombre lo ha heredado de su abuelo, que se dedicaba a la compra-venta de inmuebles como corredor. Como a ella, al hijo de María la Pastrana lo conocen por el mote de su padre. «A mi marido, como no para de preguntar, lo llaman el Pregunta y a mi hijo, el de Rafael Pregunta», afirma la mujer.

Cristóbal Moreno es también el hijo de Manolo el del Cerro. La idea de editar una guía con los sobrenombres le ha parecido original y práctica, sobre todo para las personas mayores «que aún tienen la costumbre de llamarse por los motes», algo difícil de olvidar.

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