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SUERTE. Pilar Romero gira una ruleta del Casino Torrequebrada. / E. C.
Pilar Romero, crupier: «He visto ganar 100.000 euros en una noche y perderlos al momento»
LA GRANIZADA

Pilar Romero, crupier: «He visto ganar 100.000 euros en una noche y perderlos al momento»

Tiene 44 años y desde los 21 trabaja en el Casino Torrequebrada / Allí conoció a su marido, que también es crupier / Le encanta su puesto aunque el horario es duro / Este año se proclamó campeona de España y tercera de Europa

UNA ENTREVISTA DE EUGENIO CABEZAS

Domingo, 2 de septiembre 2007, 03:38

No sabe lo que cuesta pronunciar su profesión...

(Ríe) No es tan difícil.

Pues imagínese entender en qué consiste...

Somos los que trabajamos en los casinos.

Pero no me diga que a quien le dice de qué trabaja sabe a qué se refiere...

Sí, la mayoría me dice cru... ¿qué? Esta es una palabra prestada del francés. Hace 20 años, cuando empecé, la gente no tenía ni idea, pero hoy día se conoce mucho más.

Cuando con 21 años dijo que quería ser crupier, ¿cómo se lo tomaron en casa sus padres?

Regular, sobre todo por lo de trabajar de noche. Luego, con el tiempo, lo asimilaron bien.

Y ahora, ¿cómo lo lleva su familia?

Mi marido también es crupier. Nos conocimos aquí, en el Casino Torrequebrada. Tenemos una hija de nueve años. En invierno es más fácil porque, mientras está en la escuela, nosotros dormimos. Ahora, en verano, nos las tenemos que arreglar para contar con mis padres.

¿Le gustaría que su hija se dedicara a esto?

No, sobre todo por lo de trabajar de noche. Es mejor llevar una vida normalizada, de día, hacerlo todo como las personas normales.

Y el trabajo de crupier, ¿cómo es?

Manejamos las fichas, las cartas y tratamos con los clientes. Hay que tener una buena formación, nadie nace sabiendo. Hay escuelas donde se estudia, como la de este casino.

¿Y es difícil?

No todo el mundo sirve para esto, igual que no todo el mundo sirve para ser médico. Si te gusta el curso, normalmente sigues después.

¿Qué habilidades son necesarias?

Sobre todo, habilidad en las manos. También es importante el cálculo mental.

¿Y los idiomas?

Sí, es importante también. Aunque yo no hablo inglés nada bien.

Bueno, y para quien es un novato en esto de los casinos, ¿por dónde empiezo para hacerme millonario?

(Ríe) No tiene ningún secreto. Ser crupier es lo difícil. Sólo hay que apostar y arriesgar. Lo mejor es empezar por la ruleta, coges un número y a ver si toca. Las cartas es igual que las siete y media.

¿Hay trucos para ganar?

No. Si hubiera truco no sería crupier. Todo es cuestión de suerte.

¿Cómo hace uno para no irse de aquí cabreado por haber perdido dinero?

El azar es el azar. Hay clientes que vienen y te dicen, ¿hay que ver que no me das nada! Y yo les digo que no tengo nada que ver, que depende de la suerte que tengan. Va por días.

Habrá visto muchos clientes en estos años. ¿Puede trazar un perfil?

Más que perfiles de jugadores, hay personas. Esto es como en la vida. A todos les gusta ganar, pero cuando pierden hay quienes se enfadan mucho, como los americanos. Y hay otros que son más tranquilos. Pero todos arriesgan, para ganar hay que jugar y arriesgar. Esa es la esencia.

¿Algún premio especialmente alto que recuerde?

He visto de todo. Hay gente que está acostumbrada a ganar mucho dinero y, a continuación, perderlo todo.

Pero, ¿cuánto, 6.000 euros?

Uff, que va. Eso no es nada. Hay quien ha ganado 100.000 euros en una noche y los ha perdido al momento, por seguir apostando.

¿Y se van tan normales?

Bueno, siempre es mejor ganarlos que perderlos. Pero sí, hay quien ha perdido ese dinero y se ha ido sin inmutarse.

O sea, que usted está todo el día en contacto con dinero en metálico...

Sí, continuamente cambiamos billetes de 500, 200 y 100 euros.

¿Y no intentan colarlos falsos?

Es muy difícil. Tenemos detectores de billetes falsos, cámaras de seguridad y varios jueces de mesa.

¿Hay siempre juego limpio?

Sí, la gente se comporta bien.

Entonces, me ayuda a echar una partida a la ruleta a ver si gano...

(Ríe) Quien no juega, no gana. Es mejor empezar por una apuesta simple, la más rápida. La ruleta americana es una buena opción.

Y usted que maneja tanto dinero, ¿ganará también bastante?

No, no somos millonarios. Lo suyo sería poder retirarse a los 15 o 20 años, pero esto no da para eso.

Pero, ¿usted no juega?

No, no me gusta el juego. Me tomo esto como un trabajo, pero no para jugar. Cuando voy de viaje y veo un casino entro para verlo, pero no para apostar. No me gusta arriesgar. Cuando empecé gastaba poco, y en cuanto lo recuperaba, lo dejaba.

¿Se gastaría 100.000 euros en una noche?

No, porque no los tengo. Aunque si los tuviera tampoco lo haría. El que se gasta esa cantidad en una noche es porque tiene mucho más.

Habrá visto todo tipo de clientes...

Sí, hay quien viene a ganarse su sueldo, con su libreta donde va apuntando números. Otros acuden esporádicamente, como si fuera una inversión. Además, aquí se puede pasar una velada muy agradable, puedes cenar, tomar una copa y ver un espectáculo. Ahora está viniendo cada vez más gente joven.

Detrás de muchas de esas personas puede haber problemas de adicción...

Puede ser, pero eso aquí no se nota. Se crea un ambiente muy relajado y no se viene sólo a jugar. Los casinos no crean tanta adicción como, por ejemplo, las máquinas de los bares o la lotería, que están más a mano. Venir aquí requiere una cierta cantidad de dinero y hay que desplazarse desde el centro. Es público más selecto, que busca divertirse.

¿Jugar es la esencia de la vida?

Hay un refrán que dice: en la mesa y en el juego, se conoce al caballero. Hay una minoría que deja mucho que desear pero, en general, la gente es muy agradable. Damos un servicio muy atento para que la gente se vaya con alegría. Pierdas o ganes, pero lo importante es que, al final, te vayas con la sensación de que lo has pasado bien.

¿Quiénes son los más escandalosos durante el juego?

Los americanos, por su tradición de Las Vegas. Los ingleses también son muy jaleosos. El español es más tranquilo. Va con la idiosincracia y la identidad de cada uno. En nuestro país, los casinos son relativamente jóvenes. Antes sólo estaban los casinos de los pueblos. Pero España es un país de jugadores, aunque no tenemos la tradición de Las Vegas, que empezó en 1956.

Y famosos, ¿vienen por aquí?

Sí. Este verano ha venido Lolita y la semana pasada estuvo el hijo del rey de Arabia Saudí. Vienen y son uno más. Pasan desapercibidos. N

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