Jon Juaristi: «El móvil es un invento de Satanás; está creando 'cyborgs'»
Escritor, catedrático de Filología Española y ex director del Instituto Cervantes Su confesión: en verano se decanta por la literatura ligera Desde que estampó su celular contra la Gran Vía, su vida es más «plácida» Se estrena en la novela con 'La caza salvaje'
UNA ENTREVISTA DE
Miércoles, 25 de julio 2007, 04:01
Ni se le ocurra reclamar a su representantes su número de teléfono móvil, porque no tiene. Tampoco invitarle a que pruebe un nuevo modelo de ... coche, porque prefirió quedarse sin carné de conducir. Atípico y sin pelos en la lengua, el escritor Jon Juaristi defiende que con estas flaquezas no sólo lleva una vida normal sino que la suya es una existencia más plácida que la del resto de los mortales. La cadencia de sus palabras da fe.
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Con dos años sabía leer, ¿le hierve la sangre la tardanza con la que muchos niños dan el salto a la lectura?
No sé si con dos. Probablemente no sabía leer pero sí deletrear. Pero tengo un hijo de esa edad y preferiría que aprendiesen a leer antes. Creo que hay una prevención ante la lectura y la escritura en la enseñanza preescolar que no la veo muy justificada. No creo que les cause grandes traumas ese aprendizaje; a mí por lo menos no me los produjo.
Usted tiene un hijo con tan sólo cinco años que ya es bilingüe y va camino de saber hebreo.
Es bilingüe de cuna, porque su madre es serbia y empezó a hablar en español y serbocroata. Ahora también tiene un buen nivel de inglés y de hebreo, que son lenguas que estudia en el colegio.
¿Ha sido una decisión marcada por la importancia de los idiomas para el futuro?
No. La opción ha sido muy natural. Primero porque su madre ha querido transmitirle su propia lengua y porque el colegio al que va hace bastante hincapié en el aprendizaje de esas ideas. Me encanta que sepa idiomas, pero no ha sido por mí.
Usted ha sido director del Instituto Cervantes, ¿la lengua española dejará alguna vez de ser segundona?
Segundona nunca ha sido. En el mundo de las lenguas románicas ha sido la que más oportunidades ha tenido siempre de convertirse en una lengua de relación internacional. Es una lengua bastante homogénea y tiene una unidad bastante superior a cualquier otra lengua existente en estos momentos y creo que el español, en el horizonte de los próximos 50 años, será una de las dos lenguas de relación internacional, junto con el inglés.
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Una liberación
No sabe conducir y evita el teléfono móvil todo lo que puede. Parece impensable que pueda llevar una vida normal.
Es que el teléfono móvil es un invento de Satanás. Llevo una vida bastante más normal y plácida que con teléfono móvil, porque creo que está propiciando una mutación antropológica, convirtiendo a sus usuarios en algo lejano del género humano. Son una especie de 'cyborgs' enchufados a una máquina que les impide tener una conversación normal, de tú a tú. Lo tiré contra una acera de la Gran Vía de Madrid hace tres años y sentí una gran liberación.
Comida, televisión o música basura, ¿existe también una literatura basura?
Hay literatura basura. Es uno de los síntomas de la decadencia espiritual de nuestro tiempo, la proliferación de una literatura indecente. No sólo en los aspectos morales, sino de usar y tirar. Es un efecto del mercados, inevitable.
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¿El verano es caldo de cultivo de lecturas que hagan pensar poco?
En verano hay una literatura ligera que a mí también me gusta y me parece muy digna. Pero diría que florece también en cualquier otra estación. La verdad es que yo también en verano me inclino por una literatura más ligera y llevadera que la que leo a lo largo del resto del año. Pero hay literatura ligera de gran calidad.
¿Qué tiene el judaísmo, que fue la única religión capaz de sacarle de su agnosticismo confeso?
No sé si el judaísmo es una religión, hay tengo mis dudas. Llevo bastante tiempo en el judaísmo; me convertí hace 26 años. Y para mí se trata más bien de una ética con dos aspectos fundamentales que siempre me han atraído: el rechazo de los sacrificios humanos y de la idolatría, la negativa a doblar la rodilla ante cualquier simulacro de divinidad.
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Usted ha sido nacionalista vasco, militante de una incipiente ETA, comunista y socialista... ¿se identifica ahora con alguna corriente acabada en 'ista'?
Quizá con los equilibristas. (Se ríe). No estoy en ningún partido y me siento cada día un poquito más conservador. Pero bueno, eso debe ser la edad.
Ha llegado a afirmar que jamás volverá a militar en ningún partido político, ¿tan escaldado salió?
No, pero retrospectivamente si parece una pequeña pérdida de tiempo. Pero bueno, comprendo a la gente que milita. No supone ninguna visión peyorativa de la militancia en los partidos.
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Una nueva vida
Las amenazas de ETA le obligaron a dejar el País Vasco, ¿ese destierro tocará a su fin?
La verdad es que no tengo mucho interés en volver al País Vasco, que es un pequeño mundo que me aburre mortalmente. Por otra parte, he rehecho mi vida fuera de allí y soy incapaz de imponer a mi hijo pequeño la obligación de crecer en un país un poco enloquecido.
¿A qué se debe ese hartazgo, al clima que hay?
No, el clima es estupendo. Quizá es lo que más echo de menos.
Me refería al clima político.
Pues a que hay una tendencia crónica a no cambiar y algo que voy valorando más y que allí no existe: una cultura liberal. Poder ir por la calle sin que nadie te insulte ni se te lance a abrazarte es algo que valoro mucho. Es un país excesivamente pequeño y no creo que pueda ofrecerme demasiado.
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En su último trabajo, 'La caza salvaje', hace un recorrido por todos los totalitarismos de la historia de Europa. ¿Cree que quedan muchos por ver nacer o por renacer?
En el horizonte estamos ante una nueva forma de totalitarismo, que es el fundamentalismo islámico, que se ha hecho con el poder en algunos puntos más cruciales. Pero con esta novela me interesaba dar un repaso a un fenómeno que en el siglo pasado estaba muy extendido, que es la fascinación que sintieron los pequeños nacionalismos ante la fuerza de los movimientos totalitarios.
Se trata de su primera novela, ¿le apetecía quizá acercarse más al gran público?
Por supuesto que la novela tiene esa ventaja, que se acerca más a la gente. Pero no creo que ninguna de las novelas que escriba llegue a alcanzar las ventas de algunos ensayos que he hecho. No es eso. Realmente es que para contar determinadas cosas hacen falta ciertos géneros.
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