Metro con anestesia

Soterradamente llegará el metro al centro de Málaga y en la superficie nos preguntamos si hacía falta tanta bronca y tanta tontería, las peleítas, tanta frase altisonante recorriendo los túneles de las redes sociales, donde la explosión de las noticias se cruza con los análisis certeros y también con los vómitos. El turista que se aloje en el hotel diseñado por Moneo tendrá su boca de metro diez plantas más abajo, en la puerta, donde podrá tomar una escalera mecánica al centro de la tierra, y por la superficie podrán circular los audis (como decía demagógicamente aquel) y también los simca mil, si alguno resiste, que a estas alturas los obreros -los que quedan- van en coches, cada vez menos tuneados por cierto. Los funcionarios de justicia, cuya paga extra cada vez es menos paga, ya dejaron de llevar las citaciones en taxi por imperativo legal y ahora podrán pasar del autobús al metro. A pesar de eso los taxistas proponen aumentar un 2% sus tarifas. Desde la Ciudad de la Justicia podrán subir (¿o bajar?, nos falta el vocabulario cotidiano de todo usuario de metro) junto a Julián Muñoz y bajarse en Atarazanas, o sea: ante el mono hotel de Moneo. De allí se puede seguir hasta el Hospital Civil, donde ojalá no vaya usted porque le duele aquí. Y es que la sobrecarga de trabajo de los anestesistas de Carlos Haya (que son también los del Materno y el Civil) les ha hecho presentar un preaviso de paro. Respetarán las intervenciones a los enfermos de cáncer (se agradece, la verdad) y las operaciones urgentes, pero esa otra, la que permite llegar al hospital en metro, como que no, oiga. Como el chiste: doctor, me duele aquí; pues siéntese allí.

Parece que todo va mejorando (parece: yo tengo cada vez más amigos que han perdido su trabajo y no encuentran otro) pero los datos son contundentes, veinticinco mil parados más, el diez por ciento en Málaga. Es cierto que son menos contundentes que otros septiembres, pero no hay que olvidar que los inmigrantes van regresando a sus países, y muchos españoles en edad de trabajar van buscando otras ciudades, algunas de ellas con metro con solera. Tímidamente, como con tuneladora por el subsuelo, surgen ofertas de empleo, y casi ninguno es ni fijo ni bien pagado. ¿Dónde está la bien pagá? En el Materno cierran plantas y no se contrata personal. Ojalá el preaviso de los anestesistas palie esta derrota (derrota como rumbo y como no victoria) y no haga falta ni que vayan a la huelga. A este paso, las estaciones de metro van a llenarse de tíos tocando la guitarra. Al ser soterrado, al menos no les dará el sol.