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La autocaravana tiene apenas siete metros cuadrados. :: Salvador Salas
VIVIR

Los Fernández cogen carretera y manta

Una pareja malagueña lo vende todo para dar la vuelta al mundo con sus hijos en autocaravana

ESTER REQUENA

Martes, 1 de mayo 2012, 11:24

Aún no ha cumplido los 30 y Fernando Fernández ya estaba aburrido de las montañas de papeles que se le acumulaban en su mesa de auxiliar administrativo en una institución pública en la Cala de Mijas (Málaga). Su entusiasmo laboral era cero. El trabajo no le motivaba nada. Todo era demasiado rutinario tras casi nueve años enterrado bajo documentos, informes y expedientes. «Y Fernando es una persona muy inquieta», apunta su mujer, Fleur, una francesa de 29 años afincada en la Costa del Sol desde que era niña y que tiene el título de profesora de Educación Especial, aunque nunca ha ejercido.

Además, el sueldo de mileurista de Fernando como empleado público apenas le daba para llegar a fin de mes y tenía que buscarse trabajillos de fin de semana para ir tirando... hasta que un vídeo le abrió los ojos. En él un joven de Seattle se dedicaba a viajar por el mundo y en cada lugar emblemático se marcaba un curioso baile. Esos minutos de YouTube dieron la vuelta a su vida. Llamó a Fleur y le contó su idea: dar la vuelta al globo en autocaravana junto a sus dos hijos, Aïsha, de cinco años, y Noah, de solo uno. Casi nueve meses después la familia ha cambiado su piso de dos habitaciones y una terraza con vistas al mar por una autocaravana de segunda mano que compraron por 22.000 euros y que cuesta imaginársela atravesando Rusia en pleno invierno. En poco más de siete metros cuadrados han metido lo imprescindible para pasar los próximos tres años saltando de país en país y de continente en continente. Este jueves comenzarán su sueño. Primera etapa: La Cala de Mijas-Kazajistán. Tiempo estimado: un año y medio. Luego llegará Asia, América...

«Estábamos cansados de llevar un ritmo de vida que no nos convencía», revela Fernando. Eso, unido a la crisis económica, las ganas de conocer mundo y los consejos de gurús como Steve Jobs de que vivieran sus sueños les dio un empujoncito. El nacimiento de su hijo pequeño hace poco más de un año les ayudó a decidirse. «En ese momento nos dimos cuenta de que el tiempo pasa y que a pesar de querer algo más en la vida nos estábamos dejando llevar por ella en lugar de vivirla como queremos», recuerda Fleur, una mujer «inconformista» que derrocha vitalidad y que no oculta la emoción que le genera el viaje de su vida.

¿Cuánta gente les ha llamado locos?

Fernando: Muchísima... pero también nos terminan llamando soñadores y que hacemos bien en cumplir nuestra meta. Me quedo con eso.

¿Y qué me dice de los niños tan pequeños y un viaje tan largo?

Ellos han sido un factor fundamental a la hora de empujarnos a hacerlo. Si no es ahora, tendríamos que esperar a que se hagan mayores. Era ahora o nunca.

Adiós a su vida

Han vendido la casa, el coche, los electrodomésticos, muebles, libros, ropa... «Todo, pero lo que se dice todo salvo lo que llevamos con nosotros», enfatiza Fleur, una enamorada de la crianza natural que presume de haber dado a luz a sus dos hijos en casa. De hecho, Aïsha fue la encargada de cortarle el cordón umbilical a su hermano Noah.

¿Y con eso les llega para sufragarse tres años de viaje?

Tenemos pensado cubrir gastos con lo que nos da la página web (www.viviendonuestravida.com), con lo poco que nos quede de la venta de la casa (era de VPO y la han vendido por lo mismo que les costó) y unos ahorrillos que tenemos. Contamos para un año y medio de viaje viviendo modestamente, pero ya iremos trabajando y haciendo cosas para tirar hacia adelante. Además, estamos buscando un esponsor.

Su familia y amigos les han ayudado comprando muchas de sus pertenencias. Otras han volado por internet y los restos se liquidaron en el rastro. «Es una sensación extraña el desprenderse de tantas cosas, pero a la vez es una sensación de libertad, ya no estamos atados a nada material. Ahora me doy cuenta de que vas acumulando montones de objetos que apenas utilizas y que cada día compras más y más», matiza Fernando.

Desde que el pasado 29 de febrero este inquieto Willy Fog abandonase su trabajo sin una excedencia o una mínima garantía de vuelta, se han volcado en largas horas de preparativos. Seguros de viaje y de salud, vacunas, carné internacional de conducir, un completo botiquín... Sin olvidar adaptadores de todos los modelos, un horno solar, recopilar frases típicas en distintos idiomas y debates y consultas a otros viajeros embarcados en aventuras similares. Y sí, demasiada burocracia. «Es imposible irte de un día para otro porque se deben preparar un montón de cosas», advierte Fleur. Incluida la educación de sus pequeños. La solución se la ofreció la doble nacionalidad de los niños, que hablan con su madre en francés y con su padre en español. Les ha resultado sencillo acogerse al sistema galo de educación a distancia, un modelo que no existe en España, y que permitirá mantener escolarizados en la autocaravana a Aïsha y Noah. Todo lo han maquinado como si se tratase de un secreto de estado... hasta hace un mes. «No queríamos adelantar nada hasta que no tuviéramos las cosas claras. ¡Y también para que no nos desanimaran!», explica Fleur. Por eso lo primero que hicieron fue marcar una fecha para no dilatar el viaje. Eligieron el 1 de mayo al azar, aunque finalmente será el 3 el inicio de su aventura.

La pequeña Aïsha se llama así por una canción del músico de rai argelino Khaled está encantada con la idea. Sobre todo porque una de sus primeras paradas será Disneyland París, donde se encuentran las princesas que tanto le gustan y los personajes de la montaña de DVDs a la que le han tenido que hacer hueco en la caravana. Menos que decir tiene Noah por el cantante y tenista francés Yannick Noah que acaba de cumplir un año y apenas se da cuenta de la aventura en la que se va a embarcar aunque se mueve con soltura por la caravana ordenando sus juguetes. Recuerdos que quedarán plasmados en un documental que Fernando irá grabando y en un blog en el que Fleur dará rienda suelta a sus dos pasiones: la escritura y conocer de primera mano cómo crían a sus hijos las distintas culturas.

Empezarán por Europa porque es lo que les pilla más cerca. Y también para probarse a ellos mismos en un terreno más afín. Luego pasarán a Asia, América y, «si nos llega el dinero», tocará el asalto a África. En total unos tres años o lo que se tercie. Porque las prisas no van con ellos. «Si nos apetece estar más tiempo en un lugar vamos a hacerlo». Aquí no hay estrés que valga, pero sí muchos sentimientos. A 48 horas para partir, el matrimonio es una coctelera en la que hay alegría, emoción y euforia, pero también melancolía, tristeza e incluso miedo. Ya toca cargar la caravana. Ropa de todas las estaciones, las bicis y comida para cinco días. No entra nada más.

¿Y qué harán a la vuelta?

No hemos pensado en la vuelta. Además, a lo mejor no hay vuelta. Quién sabe.

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