Un anciano recibe una paliza por parte de tres jóvenes que viajaban en el mismo autobús

José Luis estuvo dando un paseo por el centro. Sobre las cuatro de la tarde, se dirigió a la avenida Juan XXIII para coger un autobús de vuelta a casa. Pero el tranquilo viaje de regreso no acabó como esperaba. Tres jóvenes le dieron una paliza. Le causaron varias lesiones en el rostro por las que recibió unos 18 puntos de sutura.

Los hechos sucedieron el domingo en la zona de Tabacalera, en Málaga capital. El anciano, de 78 años, viajaba en un autobús de la línea 15, que cubre el trayecto entre las barriadas de La Virreina y Las Pirámides. Los agresores iban sentados unas filas más atrás. Cuando el vehículo enfiló la avenida Sor Teresa Prat, José Luis se levantó y se dirigió a la salida central. «Ellos me siguieron y escuché: 'Tú no sales de aquí'. La verdad es que ni siquiera sé qué más me dijeron; solo recuerdo que no me dejaron bajarme y que empezaron a sacudirme», dice la víctima.

«Se ensañaron conmigo»

Según el relato del anciano, el ataque se produjo cuando se disponía a apearse del autobús. Fuentes de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) indicaron que la discusión comenzó dentro del vehículo, pero que el hombre fue agredido en la calle, justo después de bajarse.

Siguiendo la versión del afectado, el conductor paró el bus y mantuvo las puertas cerradas. En el vehículo viajaban unas 25 personas. «Nadie dijo ni hizo nada», afirma José Luis. Asegura que no sabe cuál fue el motivo de la agresión, ni cuántos golpes le dieron. «No los conté. Lo que sé es que se ensañaron conmigo».

Acto seguido, cuenta el anciano, el chófer abrió las puertas. Ya había avisado a la Policía Local, que venía de camino. «Los tíos salieron corriendo y ya no se les ha visto más el pelo». No cree que pudiera reconocerlos si los ve, aunque recuerda que uno de ellos era más alto que los otros dos, y que ninguno superaba los 25 años.

Una patrulla llegó al lugar minutos después y encontró a José Luis ensangrentado. Los agentes pidieron una ambulancia, que lo trasladó minutos después al Hospital Clínico. Ingresó con varias brechas en la frente y la nariz, así como con fuertes hematomas en los pómulos. Esa misma noche recibió el alta médica. Sus familiares se quejan de que no se pusieron en contacto con ellos desde el hospital para advertirles de que José Luis estaba allí, por lo que tuvo que coger un taxi para volver a casa.

«Al principio no me dolía nada, ni siquiera cuando me estuvieron curando, pero después empecé a encontrarme mal. Sobre las diez de la noche -del domingo- noté unos mareos y un fuerte dolor de cabeza». Volvieron a llevarlo al Clínico, donde estuvieron haciéndole pruebas hasta la madrugada. Ayer visitó por tercera vez un centro sanitario, en este caso el Hospital Carlos Haya, donde le hicieron un escáner para comprobar el alcance de las lesiones. Aún está pendiente de valoración por posibles secuelas en el ojo derecho, ya que el paciente sostiene que no ve con claridad.

No siente miedo, pero sí reconoce que desde que ocurrió la agresión se le han metido «nervios en el estómago». «He comido hoy -ayer- por primera vez desde el domingo, y tampoco he podido dormir», lamenta.