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IRENE QUIRANTE
Jueves, 19 de marzo 2015, 16:17
Ismael Pardo se graduó en Traducción e Interpretación el pasado mes de diciembre pero se ha estrenado en el mercado laboral por todo lo alto, dando a luz el libro 'Diario de un futuro traductor', de la editorial Lituralia. Aunque se acaba de publicar -a principios de este mes-, en realidad nunca pensó en ello cuando empezó a escribirlo. Estaba en su primer año de la carrera y decidió comenzar el blog con el que comparte título. «Recuerdo perfectamente el día que me hice la cuenta. Fue el 15 de diciembre de 2010, en plena madrugada», dice de carrerilla.
Según cuenta, dos motivos le impulsaron a embarcarse en esta aventura literaria cuando apenas llevaba tres meses en la universidad: por un lado, él apostó por estudiar Traducción e Interpretación, aunque en las sesiones de orientación preuniversitarias no supieron explicarle las salidas laborales o las posibilidades de un traductor; y, por otro lado, pertenece a la primera promoción del Plan Bolonia, sobre la que pesaba la sombra de la incertidumbre. «En definitiva, yo quería arrojar un poco de luz, desmontar algunos mitos, y comentar cómo era la carrera con la incógnita añadida del cambio al grado», resume.
«Las visitas se dispararon a las dos semanas, a raíz de una entrada sobre consejos para futuros estudiantes de este grado. De 20 o 30, pasé a unas 500 visitas de golpe», recuerda, y cuenta que fue en ese momento cuando decidió tomarse más en serio la elaboración de los contenidos. Unos años más tarde, en 2012, al ver que se aproximaba el fin de su etapa estudiantil, empezó a plantearse qué ocurriría con el blog una vez que ya estuviera graduado. «Se me iluminó la bombilla cuando empecé a leer 'New York, New York', en el que se recopilaban las entradas del blog de Inma López Silva», explica Ismael, que halló en ese libro la fórmula perfecta para materializar su trabajo en la web en algo tangible. A partir de ese momento empezó a informarse sobre las editoriales de autoedición pero la casualidad se volvió a cruzar en su camino y, al llegar al cuarto curso, se topó con la asignatura 'Edición y revisión para el mundo editorial', impartida por el profesor Vicente Fernández, que fue el que finalmente le puso en contacto con un editor de Lituraria.
Balance
Con el título bajo el brazo y el libro recién salido del horno, Ismael hace un balance bastante positivo de su experiencia como universitario de Traducción e Interpretación. Sin embargo, guarda algunas objeciones sobre la carrera: «Creo que deberían enseñar más a ser traductores y menos a traducir». Con esto, el joven alude a la escasa preparación de los estudiantes en cuanto a los programas con los que se tendrán que enfrentar en el futuro, a la falta de conocimientos que hay sobre los procedimientos a seguir para buscar y captar clientes, o a la ausencia de orientación respecto a las opciones laborales menos evidentes que ofrece la titulación, como la docencia o la investigación. A pesar de las deficiencias, para Ismael pesan mucho más todas las cosas buenas: su pasión por la traducción, el apoyo del profesorado y de los compañeros, así como el orgullo de zanjar una etapa como autor de 'Diario de un futuro traductor'.
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