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Agentes de la Guardia Civil escoltan al detenido, de 41 años, a la salida de la urbanización donde ocurrió el crimen.
La mujer asesinada en Torrox recibió más de veinte puñaladas

La mujer asesinada en Torrox recibió más de veinte puñaladas

Se investiga si Ana María Márquez, de 37 años y natural de Córdoba, estaba embarazada

PPLL

Sábado, 9 de agosto 2014, 02:00

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Los gritos llevaban escuchándose desde la madrugada. Se oían golpes, el sonido de los muebles al arrastrarlos por el suelo y el llanto de una mujer. Una pareja de guardias civiles acudió a la llamada de una vecina, que quedó registrada en el sistema de emergencias 112 a las 10.50 horas de ayer. Los agentes, que sólo tardaron unos minutos en llegar, tuvieron que entrar por la ventana de la vivienda, situada en un bajo de la urbanización Señorío del Mar, en la barriada de Conejito, en Torrox. Ana María Márquez estaba agonizando. Había sido degollada y apuñalada con saña presuntamente por su pareja. Uno de los guardias trató de taponarle las heridas con una manta, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Murió antes de que los servicios médicos pudieran asistirla.

Ana María, cordobesa, de 37 años, una brillante profesional que hasta ayer dirigía el Museo de Historia de Nerja, se ha convertido en la tercera víctima mortal de la violencia machista en Málaga en lo que va de año. La segunda en apenas diez días, tras el crimen de Verónica Frías a manos de su expareja en el portal del domicilio de sus padres, en Ciudad Jardín. A Ana María la mató, presuntamente, su actual compañero sentimental, Miguel Martínez, también cordobés, de 41 años. No constan antecedentes por malos tratos hacia ella, pero sí hacia su exesposa, que lo denunció en 2005.

Los guardias civiles que entraron por la ventana lo sorprendieron en el salón. Estaba ensangrentado, en chanclas, bermudas y camiseta. Al parecer, cuando los agentes encontraron el cadáver de la mujer en la bañera, cosido a puñaladas, él alegó que había sido en defensa propia. Que ella lo había atacado primero con un cuchillo, y se defendió. Fue esposado y, tras pasar por un centro sanitario para que lo examinaran, fue trasladados a los calabozos de la Guardia Civil, donde permanece detenido a la espera de pasar a disposición de la titular del Juzgado número 2 de Torrox, que lleva los casos de violencia de género en la zona.

Golpe en la cabeza

Ana María tenía un fuerte golpe en la cabeza en la inspección ocular se encontró una botella de vino rota más de 20 heridas de arma blanca en el cuello (la mayoría), el pecho, el abdomen y las manos, que aparentemente interpuso para protegerse del ataque, según las distintas fuentes consultadas. La investigación, a cargo de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil, apunta a que la agresión comenzó en el dormitorio, a tenor del mobiliario roto, y acabó en el cuarto de baño. Junto al cuerpo de la víctima se encontró el arma homicida, un cuchillo de cocina de unos 30 centímetros de hoja.

Todo parece indicar que el crimen se cometió por la mañana, seguramente en la misma franja horaria en la que la vecina del bloque descolgó el teléfono para llamar a los servicios de emergencias, alarmada por los gritos. La pareja había estado cenando la noche anterior en un chiringuito del que eran clientes habituales, y que está a apenas 40 metros de la vivienda. «Sólo abrimos en verano, pero llevaban ya varios años viniendo», comentaba ayer un empleado. Exactamente dos años, el tiempo que duraba la relación. Una relación que, a juzgar por los testimonios de los vecinos, pasaba por una época turbulenta. Marco Roland, holandés de 44 años que trabaja desde hace cuatro como jardinero en la comunidad del bloque, explicó que llevaba varios días oyéndoles pelearse a diario. «Se escuchaban gritos y golpes, pero cómo íbamos a pensar que podía ocurrir algo así. Luego se les veían salir juntos de la mano y sentarse a tomar algo en el chiringuito», expresó su mujer, Lizet, de 61. En los últimos días, se les oyó discutir sobre algo relacionado con un posible embarazo, extremo que ahora está siendo investigado, y del que aún no existe confirmación.

Aunque la relación de pareja estaba consolidada, no vivían juntos. Ana María había fijado su residencia en Torrox, cerca de su trabajo en el museo de Nerja. Según las fuentes consultadas, Miguel regenta un bar en Córdoba y, al parecer, habría expresado su intención de traspasarlo para montar algún negocio en la zona de la Axarquía. Solían verse los fines de semanas, aunque, en esta ocasión, él llevaba toda la semana en la casa de la víctima. Había cogido vacaciones.

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