Una obra de Berrocal se desmorona en El Limonar
El conjunto artístico, que se compone de una escultura y una escalinata de mármol, sufre las inclemencias del tiempo y los actos vandálicos
JUANELE VILLANUEVA
Lunes, 19 de agosto 2013, 03:22
En 1989 se construyó la entidad urbanística Pinos del Limonar como uno de los lugares más cotizados de la ciudad. Durante la construcción uno de los arquitectos propuso realizar una entrada digna de la urbanización. Finalmente el artista encargado de hacer la obra fue el escultor malagueño Miguel Berrocal. Éste ideó un proyecto que agrupaba una fuente desde la que salía el agua y corría hacía abajo por rieles y saltaba varios niveles con una escalinata de mármol a los lados. La fuente, elemento principal de la obra, representaba un bodegón picassiano de piedra Vicenza. Todo rodeado por jardines y pinos. La obra, llamada Opus 363, quedó como un legado para la ciudad, con derecho de autor reservado.
Con el paso de los años la zona urbanística alrededor de la urbanización. Se abrió una vía a la ronda formulándose como una entrada a la ciudad de Málaga transitada por numerosos coches, que no solo eran de la urbanización. Los jardines quedaron bajo la guarda de la entidad urbanística que los mantuvo hasta que en 1995 hubo un decreto de la Junta de Andalucía que prohibía el riego. «El decreto fue a causa de la sequía de aquel año lo que nos impidió continuar con el
mantenimiento», recuerda Jose Miguel Ramos, administrador de la finca. Desde ese momento empezó un declive paulatino del que no se volvió a recuperar a pesar de que se volvieran a restaurar los riegos.
Desde entonces ha ido sufriendo pequeños actos vandálicos con los que las placas de mármol se arrancaban o se firmaban con grafittis y las escalinatas se usaban para hacer skateboard. Las canaletas se fueron llenando de basura y la hierba se fue descuidando, quedando como una maleza donde los dueños paseaban a sus perros para hacer sus necesidades. Cuando en 2005 se declaró otra sequía y se volvió a cerrar el pozo, éste quedó inhabilitado y el conjunto escultórico se
abandonó por completo. A pesar unas débiles protestas por parte de los vecinos, se dejó que las inclemencias del tiempo fueran socavando la piedra poco a poco y se fuese desmoronando pieza a pieza.
Los residentes de El Limonar pidieron y propusieron soluciones. Plantearon la opción de eliminar la escalinata de mármol, sustituyéndola por parterres y rocalla, poniendo la fuente en el centro. «Dijimos incluso que se la llevasen y dejaran sólo los jardines», dice Pedro Fernández, uno de los vecinos que lleva casi diez años luchando. Dice que una posible solución sería llevarse la fuente 200 metros más arriba, a otra glorieta dedicada a Bernabé Fernández-Canivell, al Jardín de la Concepción o incluso al Muelle Uno del puerto. «Que se la lleven a otro lugar donde luzca más, porque esto es una vergüenza», reclama Fernández.
Aunque el mantenimiento estaba a cargo de la entidad urbanística, la obra se encuentra sobre espacio público, por lo que los vecinos creen que es competencia del Ayuntamiento. Fuentes de la Gerencia de Urbanismo, órgano competente, por su lado responde que están estudiando una solución junto a la fundación Berrocal, que tiene los derechos de autor. En cualquier caso el Ayuntamiento y los vecinos han llegado a un acuerdo preliminar. El Consistorio correrá con los gastos de la restauración de los jardines y la entidad urbanística se encargará del mantenimiento. Hace unas semanas el Ayuntamiento empezó con el ajuste de la infraestructura de riego. Ya han rehabilitado el pozo para reanudar la irrigación.
A pesar de todo la obra sigue sin tener una clara solución. La fundación Berrocal exigió que se mantuviera el espíritu de la obra que se componía de distintas partes, y no sólo de la fuente. Propusieron un proyecto de restauración que rechazaron tanto los vecinos como el Ayuntamiento, ya que si se volvía a la obra original, sería volver 20 años atrás y el desgaste se podía repetir.
Según el hijo del autor de la escultura, Carlos Berrocal, por su parte están estudiando un proyecto que permita compatibilizar la obra primigenia con la conservación. También se niegan al traslado de la fuente: «Sería una gran pérdida para la ciudad de Málaga si no se tratara la obra como un conjunto, desvirtuando la obra del artista y su valor». Así pues todo está en el aire y la fuente se sigue desmontando.
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