Borrar
Estas prácticas se han extendido y ya es posible encontrar servicios ilegales en la estación María Zambrano, en el puerto e incluso en hoteles. / ANTONIO SALAS
Intrusos con luz verde
MÁLAGA

Intrusos con luz verde

Residentes extranjeros, oportunistas para sacar un dinero extra, servicios de chófer sin licencia que se anuncian por Internet... Los profesionales del taxi denuncian que la competencia desleal alcanza cotas extremas

IGNACIO LILLO

Domingo, 25 de octubre 2009, 02:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El vuelo procedente de Zurich llega a las 13.30 a la terminal 1, el pequeño edificio anexo al principal. La sala es un ir y venir de familiares, amigos y personas con carteles y nombres escritos. Entre ellos, se camuflan otros, que no han ido a recoger a nadie en concreto, o a cualquiera. Se puede apreciar que están captando clientes, aunque su coche no tiene número de serie ni licencia. Arriba, en la terminal principal, los vigilantes de Aumat -la asociación de autónomos del taxi- han espantado algo a los «piratas», que es como se conoce en el sector a quienes ejercen de conductores, sin serlo.

A los profesionales de este gremio les crecen los enanos por días. Si históricamente se han enfrentado a diversas formas de intrusismo, la crisis ha llevado la situación hasta extremos inverosímiles. Francisco Soria, presidente de la cooperativa Taxiunión, cifra que el 50% de los servicios en el aeropuerto se lo quedan los «ilegales». Junto a Rafael García, máximo responsable de Aumat; Arturo Kindelan, representante de los asalariados, y José Antonio Domínguez, presidente de la Federación de Taxistas de los Municipios Turísticos de la Costa del Sol, desvelan las facetas de una actividad lucrativa que ninguna administración parece estar dispuesta a atajar.

RESIDENTES EXTRANJEROS

Supuestos amigos, previo pago

El inglés, que unas veces va en un Mercedes y otras en un Bmw; el alemán de la furgoneta; el ruso del Volvo, que se queda con todos los clientes de esta nacionalidad gracias al idioma, «¡Y que cuando viene la policía dice que no sabe hablar español, aunque un rato antes estaba charlando como si tal cosa!», exclama Kindelan. Aumat tiene fichadas un centenar de matrículas de residentes extranjeros que ejercen esta actividad, algunos desde hace décadas, sin que puedan hacer nada por impedirlo, más allá de sufragar de su bolsillo a vigilantes de seguridad para controlarlos.

Establecen sus contactos en bares de turistas de ambas costas, en urbanizaciones grandes o se ofrecen directamente por Internet. Después, se hacen pasar por amigos para ir a recogerlos, con un precio pactado por trayectos generalmente de larga distancia, a Nerja, a Estepona o a Marbella.

¿Sólo amigos? El representante de los taxistas asalariados asegura que pueden llegar a hacer hasta ocho servicios al día. Cuando se ven descubiertos, algunos alquilan coches para despistar. «Hay un inglés que lleva una furgoneta que carga hasta ocho personas, y cuando le piden la documentación enseña una fotocopia de una tarjeta de transporte de la Junta sin matrícula», añade. «Esto es insostenible. Si en 'Google' pones taxi y aeropuerto de Málaga aparecen miles de referencias, y casi ninguno es taxista.

Para burlar la vigilancia, citan al cliente en el bar de la terminal de salidas, y para que lo reconozca visten una gorra roja o alguna otra prenda llamativa. Luego, cruzan el hall y recogen los coches, que están en el aparcamiento. «Tenemos los números de matrícula, la marca del vehículo, lo denunciamos a la Junta y la Policía Local y no hacen nada», denuncian los taxistas. Los tres vigilantes que Aumat contrata, con un gasto mensual de 3.500 euros, hacen un seguimiento de los reincidentes, con informes que se remiten a la policía y a la Junta.

Desde la llegada del AVE, la actividad se ha extendido a la estación María Zambrano. Y, ante el auge de los cruceros, ya comienzan a merodear también por el puerto, como recuerda el presidente de Aumat. En las inmediaciones de Vialia, el perfil cambia, y operan sobre todo magrebíes. «Tenemos localizados un Opel y un Renault, ambos de color negro, que se llevan el trabajo para Algeciras. Si la tarifa oficial es de 150 euros, lo ofrecen por 90», añade Kindelan.

Pero Rafael García apunta que en otras ocasiones el precio es incluso más elevado que el que tendría una carrera legal. El responsable de Taxiunión, Francisco Soria, añade que estos servicios generan a menudo denuncias de clientes que han sido víctimas de robos o estafas, y que luego generan mala fama entre los taxis de verdad.

PARTICULARES

Un dinero extra para pagar la hipoteca

Personas que se han quedado en paro y que tienen coches de alta gama se están ofreciendo por Internet como chófer sin tener licencia para ello. El gremio lo sabe, y está trabajando para atajar este nuevo frente que se le viene encima. De momento, ha conseguido que se juzgue a un joven que se dedicaba a hacer traslados en su coche particular los fines de semana, un vehículo que además era de color blanco y de un modelo muy común entre los taxistas.

«Le hicieron un seguimiento y le pillaron in fraganti, en una calle del Centro, cuando le cobraba a un cliente», relata el representantes de los asalariados. El caso se denunció al Instituto Municipal del Taxi, fue a juicio y se saldó con una sanción de 1.700 euros, una cifra que Kindelan considera «insignificante».

La picaresca ofrece muchos otros ejemplos, como el de varios guardias de seguridad y otros empleados de complejos residenciales de la Costa, que, según estas fuentes, se ofrecen a llevar a los visitantes al aeropuerto con sus coches particulares por un módico precio.

EMPLEADOS DEL AEROPUERTO

El mejor servicio, para el novio

Al calor de la crisis, la inventiva y la picaresca cobran nuevas dimensiones. Uno de los casos más curiosos es el protagonizado por una empleada del aeropuerto, que, según explican los conductores, guardaba los mejores clientes para su novio. Cuando un turista con un destino codiciado, como puede ser Estepona, le pedía consejo para llegar a su hotel, la joven le ofrecía la posibilidad de que le llevara su pareja en su coche particular, que le esperaba en el 'parking'.

Los guías y empleados de los turoperadores también suelen tener sus «taxis de confianza». En el mismo vuelo llegan turistas que viajan con agencia y otros que lo hacen por su cuenta, y es habitual que estos pregunten al responsable del grupo cómo trasladarse. «Les ofrecen coches de alquiler con conductor, a cambio de una comisión», dice Kindelan.

Quien no corre vuela. Según los taxistas, algunos empleados del aeródromo que viven en Marbella y zonas próximas se colocan en la parada del autobús que va hacia allí y se ofrecen a llevar a un pequeño grupo de turistas a cambio de una propina. Así, comparten los gastos de gasolina y se sacan un extra.

TAXIS DE LOS PUEBLOS

A la capital a buscar clientes

Uno de los aspectos más polémicos es el de los taxistas legales con base en otros municipios que acuden a recoger a turistas a la capital. Francisco Soria explica que el llamado «decreto Peláez», el 11/85, estipula que los coches de cualquier sitio de la provincia pueden ir a cargar a un puerto o a un aeropuerto, previa autorización y cuando haya sido reclamado por un cliente. Para ello, deberán llevar un contrato con el nombre del usuario y el número de vuelo, y presentarlo en la oficina intermodal del aeropuerto.

Al amparo de esta práctica, que es correcta, se producen otras que, según estos colectivos, no lo son. Si el vehículo ha acudido al aeródromo a dejar a un usuario, tiene que regresar a su pueblo vacío, y no puede aprovechar para captar clientes en la terminal. «A ningún taxista de Málaga se le ocurriría ir a un pueblo a recoger a alguien sin permiso», afirma, tajante.

Pero el problema real es que, con la excusa de ir a buscar a un usuario que los ha llamado, y ante la fuerte caída de ingresos en el sector, algunos taxistas de fuera acuden a los enclaves más concurridos de la capital para intentar cuadrar las cuentas de la jornada.

HOTELES

Servicios de traslado sin autorización

La cruzada contra el intrusismo ha puesto el foco recientemente en hoteles de la Costa, que ofrecían servicios de traslado de viajeros sin estar autorizados, con vehículos particulares, que carecen de los permisos y los seguros obligatorios. El presidente de Aumat explica que se han interpuesto denuncias en cinco establecimientos, a los que se les ha hecho un seguimiento, incluso con infiltrados que se entrevistaron con los usuarios para conocer las condiciones. «Se ofrecían portes con el importe pactado para los desplazamientos más caros sin licencia», afirma. Las reclamaciones se han tramitado también ante la Delegación de Transporte, pues los hoteles tienen que recibir un permiso de la Junta para ejercer estas actividades.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios