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LAURA GALDEANO |
Jueves, 15 de enero 2009, 14:59
«Esta es mi locura, es mi capricho». Cuando te acercas a conocer el archivo fotográfico de Eugenio Griñán, conoces a un hombre enamorado de Málaga y de su profesión. Ahora, tras más de medio siglo dedicado a su estudio, tira de la persiana para cumplir un sueño: «Voy a dedicarme a lo que realmente me gusta, el coleccionismo. Tengo un cachito de la historia de Málaga en cada una de mis fotografías».
Eugenio Griñán, hijo y nieto de fotógrafos, ha crecido entre negativos y líquidos de revelado. «Mi padre era fotógrafo ambulante, de los que llevaban caballito, telones y la caseta fotoflash, con el atrezzo de bandolero y ese tipo de cosas. Yo le acompañé desde niño», recuerda con nostalgia.
Gran dedicación
Desde los 16 años trabajó para revistas de toros y fútbol, y colaboró en los periódicos Diario de la Tarde y El Sol de España. Además, Griñán es conocido por dejar constancia de aquella época en la que las estrellas del cine se paseaban por Málaga en los años 60 y 70. «Antes no era como ahora. Cuando vino Frank Sinatra, yo fue el único fotógrafo que había allí», recuerda.
La mirada se le enternece comentando sus fotografías. «Mira Marisol, qué simpática y graciosa era la chiquilla;ésta es Claudia Cardinale, que vino a rodar una película; éstas son de cuando Antonio el Bailarín inauguró las Cuevas de Nerja», comenta mientras repasa sus obras entre miles de anécdotas.
Ahora tiene una idea en su mente: «Quiero montar un laboratorio en blanco y negro con cubetas, ampliadoras y farolillos, todo de los años 60, incluso con los atrezzos antiguos. Todo para tocarlo, para que los malagueños lo disfruten». Griñán ha logrado reunir más de 600 cámaras fotográficas y 200 proyectores de cine que le gustaría sacar a la luz, además de contar con un fondo documental de la ciudad desde los años 60 y de las personalidades de la época. «Me gustaría montar una exposición de material propio, todo de mi familia, y que eso sea mi orgullo», explica.
Financiación
Griñán echa de menos la colaboración de los organismos oficiales para poder exponer sus obras. «Ojalá pudiera darle a Málaga la categoría de Capital Cultural 2016. Yo quiero decirle a Málaga: toma, aquí tienes esto y puedes venir a verlo», expone. «Me he ganado la vida honradamente y he promocionado mi ciudad. Además he procurado tener unos fondos que quiero enseñar», prosigue. Con cierta tristeza, este fotógrafo teme que sus obras caigan en el olvido: «Tengo fotos de los comienzos de Antonio Banderas que son buenísimas y nadie me ha propuesto nunca sacarlas a la luz».
La fotografía ha marcado su vida. Cuando era tan sólo un niño, un hombre le pidió que retratase a una niña de nueve años que montaba a caballo. Una vez ya casado, observó entre las pertenencias de su mujer un álbum de ella en su niñez y halló una fotografía que le llamó sobradamente la atención. Casualidades de la vida, años atrás había fotografiado a una niña que con el tiempo resultaría ser su mujer y no se habían reconocido hasta entonces.
Lo que más enorgullece es haber vivido de la fotografía.
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