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JUAN SOTO
Miércoles, 5 de marzo 2014, 14:49
Los malagueños se echaron ayer a la calle para disfrutar al máximo de las últimas horas del carnaval. Ni la previsión de lluvia, ni el tiempo inestable que acompañó durante toda la jornada, amedrentaron a los aficionados a la fiesta de Don Carnal, que acudieron al Centro con sus mejores galas carnavaleras. Y no lo hicieron como cualquier otro día, ya que la llamada de la Fundación del Carnaval de Málaga y de los bares de copas a través de la iniciativa #yomedisfrazo consiguió que los jóvenes se pusieran el disfraz y la máscara para disfruta de la noche.
La fiesta de disfraces organizada por 22 bares y discotecas del Centro comenzó pasadas las 23 horas, aunque muchos jóvenes se dejaron ver por la calle desde bastantes horas antes. Las primeras personas disfrazadas llegaron coincidiendo con la tradicional batalla de flores que recorrió la calle Larios desde las 20 horas. Y fueron aumentando conforme avanzaba la noche y las agrupaciones de canto tomaron la plaza de la Constitución. Así, mientras el grupo Código 34 estrenaba su versión de 'La vida es un carnaval', los aficionados disfrutaban de las actuaciones vestidos de Mario & Luigi, Los Picapiedra o Los Pitufos.
Claudia Navas fue de esas que comenzó la noche temprano. Ataviada con vestimenta militar, acudió con un grupo de amigos para disfrutar del #yomedisfrazo y aprovechó para ver a algunas agrupaciones antes de tomar los bares. Explicó que el año pasado ya participó en esta iniciativa y que se lo pasó muy bien. «A nosotras nos gusta disfrazarnos y creo que el carnaval es la ocasión ideal para hacerlo», dijo. Para este grupo de jóvenes «lo ideal sería que todo el mundo se disfrazara en carnaval, en vez de en Halloween».
Entre los disfraces que se pudieron ver por la capital había para todo tipo de gustos y colores. Desde los típicos trajes de princesa y dibujos animados de los más pequeños, hasta los más originales de guerreros o de Paquirrín y La Pantoja. Y es que la originalidad tenía premio. En concreto, 500 euros en metálico y un abono para las preliminares del concurso de canto.
Marcos Gil, otra de las personas que acudió disfrazada, se mostró sorprendido por la cantidad de personas que se habían puesto la máscara. «Creía que íbamos a ser unos pocos, pero veo que es todo lo contrario», dijo. Y por ello, auguró: «Seguro que esta iniciativa tiene continuidad».
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