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MÁLAGA

Un cónsul torero

A este matador de toros retirado y dedicado a los negocios taurinos le unen fuertes vínculos con esta nación andina

A. M. R.

Lunes, 22 de julio 2013, 14:28

Los cónsules acreditados en Málaga suelen ser fundamentalmente empresarios, diplomáticos de carrera o abogados. Alfonso Galán Casero se sale del perfil tipo, y es un caso atípico en este mundo ya que es torero retirado y se dedica a los negocios taurinos.

Aunque nacido en la localidad cordobesa de Bujalance en 1955, su vida personal y profesional ha estado ligada a Fuengirola, donde recaló -junto a su familia, seis hermanos en total, entre ellos su hermano, el también torero Antonio José Galán-, a principios de la década de los sesenta.

Con doce años se puso por primera vez delante de una becerra en un tentadero y a partir de ese momento el 'gusanillo' del toreo se le metió en las venas. Una pasión que vivió su gran momento la tarde del 8 de agosto de 1976 en La Malagueta -Málaga- cuando tomó la alternativa de manos de Ángel Teruel y con Salvador Farelo como padrino ante toros de Pablo Romero. El de la ceremonia se llamó 'Jazminito', al que cortó una oreja. Su hermano iba a entregarle los trastos de matador, pero una cogida unos días antes, lo impidió.

Empezó aquella tarde una carrera taurina que le llevó por numerosas plazas de España y América; en éste último continente especialmente Perú. En 1993, en Monterrey (México) toreó por última vez vestido de luces. Después lo ha seguido haciendo en tentaderos y en festivales. El último festival fue en 2008 en Fuente de Piedra.

En su trayectoria, ha ayudado a toreros de Fuengirola como Francisco José Porras y su propio sobrino, David Galán, como apoderado asimismo ha sido empresario en las plazas de Lorca, Manzanares y Villaluenga del Rosario en España y en la de Cartagena de Indias (Colombia). Actualmente, un grupo de amigos de este hombre casado y con un hijo quiere que entre, como gerente, en la sociedad que se va a presentar al concurso para gestionar la plaza de Acho, en Lima.

Galán Casero cuenta que lleva 35 años ininterrumpidamente viajando al país andino, del que habla con pasión de sus enormes potencialidades, y al que le unen fuertes vínculos personales.

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