La Sierra de Mijas como ejemplo
La capacidad de recuperación fue tan espectacular en algunos cerros, que incluso fueron necesarios trabajos de clareo Una buena regeneración natural y un plan de la Junta hicieron que los montes, que ardieron en 2001, volvieran a cubrirse de verde en un lustro
PILAR R. QUIRÓS
Martes, 4 de septiembre 2012, 03:28
El monte mediterráneo es muy vulnerable a las llamas, pero como contrapartida su capacidad de regeneración es sorprendente. Lo dicen los expertos y lo ... pone de manifiesto el propio monte. Sin ir más lejos, hay un buen ejemplo en la sierra Blanca de Mijas, que cinco años después del gran incendio que la asoló en 2001, por culpa de la explosión de un automóvil, mostraba un paisaje muy recuperado. Grosso modo, los principios de regeneración para las sierras mediterráneas son los mismos: dejarlas en paz durante un año para ver el número de nuevos plantones que son capaces de generar (nuevos arbolitos), remover el terreno para dejar que se asienten las piñas (semillas), evitar cualquier tipo de pastoreo en la zona; y ayudar más tarde con un buen plan de restauración forestal (y en el caso de que haya peligro de inundaciones, hidrológica) en el espacio que se ha visto afectado. Y sobre todo, hay que evitar a toda costa la pérdida de suelo (la primera capa es donde está la vida).
La noche del 19 de junio de 2001 ardieron en escasas horas cerca 2.200 hectáreas, 1.600 urbanas y 600 forestales, en una jornada aciaga en unas circunstancias similares a las del pasado fin de semana: los fuertes vientos acompañados del terral fueron la maldita mecha que hizo correr el fuego a su antojo por toda sierra Blanca de Mijas, y por las urbanizaciones del pueblo, que también tuvieron que ser desalojadas.
Cinco años después, SUR visitaba la sierra en compañía del anterior jefe de Gestión del Medio Natural, Miguel Ángel Catalina (que casualmente ahora es el director del Infoca en Málaga y, por tanto, el coordinador de la bien ejecutada la extinción del incendio de Ojén, Coín, Marbella, Monda, Alhaurín El Grande y Mijas el pasado fin de semana) así como el que era asesor ambiental de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta Valentín Ortíz que ocupa ahora el cargo de jefe de Gestión del Medio Natural.
Potencialidad del pinar
Lo que se veía, un lustro después, es que la enorme potencialidad del pinar en la sierra de Mijas propició una gran regeneración natural de pinos piñoneros y carrascos, los que poblaban mayoritariamente este espacio.
La capacidad de regeneración era tan absolutamente espectacular en algunos cerros, que más tarde necesitaron hasta de trabajos de clareo de la incipiente masa forestal para evitar que los pequeños árboles, unos pegados a otros, compitiesen en exceso y se perjudicasen. No obstante, la Consejería de Medio Ambiente ayudó en todo este proceso con el 'Proyecto de restauración de la zona afectada de la sierra Blanca y Bermeja de Mijas', en los que primó la siembra semillas (imitando a la naturaleza) de pino piñonero y carrasco, sobre todo en las zonas de solana; y encinas, coscojas, algarrobos y acebuches en las zonas de umbría (mirando al norte) así como la construcción de diez diques de mampostería y torrenteras que se levantaron en 2002 para evitar los arrastres de los seis arroyos que cruzan el municipio y que han puesto a salvo de las inundaciones al centro del pueblo. Precisamente, uno de los secretos de su regeneración estuvo en las piñas del pino carrasco, ya que todos los pinos tiran las piñas cuando fructifican, menos el carrasco, que las echa cuando se seca (en este caso tras arder) y entonces inunda sus alrededores con miles de piñones.
Por suerte, el incendio de la sierra Blanca de Mijas pasó por muchos árboles a velocidades de vértigo, algo parecido a lo que ha pasado en el siniestro de este fin de semana, lo que posibilitó que se mantuviese una pequeña parte de la copa, que fue luchando pese a estar debilitada, y por eso cinco años después se veían decenas de boinas de pinos que demostraron la capacidad de este árbol ante las inclemencias. En el caso de las encinas, su peculiaridad es que, aunque ardan, la raíz se mantiene intacta y vuelve a rebrotar.
Hoy, once años después, la mitad baja de la sierra y las cañadas muestran una excelente regeneración con pinos de dos y tres metros, las encinas siguen pequeñas (son de crecimiento lento), y el piñonero que plantó y regó Medio Ambiente ha crecido muy bien, como indica Ortíz. Este es el ejemplo de lo que podrían ser dentro de un lustro las sierras afectadas por el siniestro del pasado fin de semana, que ha afectado a 8.200 hectáreas, y cuya evaluación de daños en la vegetación están realizando técnicos de Medio Ambiente.
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