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MIGUEL LORENCI
Sábado, 23 de junio 2012, 03:20
«Dos frikis comen sushi y dan el peñazo hablando en espanglish sobre el riesgo país y el euroescepticismo». «Eloísa y María contrajeron matrimonio esta mañana; luego chatearon y dieron noticia de su boda mediante un sms enviado desde su tableta electrónica». «Mariano y Juana combatían el calor aligerándose de ropa; él se quedó en gayumbos y ella en paños menores, mostrando su culamen y el canalillo. Él leía un manga y ella hacía un sudoku». «Los okupas hicieron la gracieta y los vecinos sintieron cierto acojonamiento». «Van un sociata y un pepero y se cruzan con el papamóvil».
Esas frases tendrán plena carta de naturaleza, una vez que los vocablos más chocantes se incorporen a la próxima edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). De momento, ya están entre las novedades incorporadas a la versión electrónica, que se puede consultar en la web de la centenaria institución. La novedad más llamativa ha sido la inclusión de la nueva acepción de 'matrimonio'. Los académicos admiten que también contempla la unión entre dos personas del mismo sexo. El matrimonio homosexual, reconocido por ley en España desde 2005 y recurrido por el Partido Popular ante el Tribunal Constitucional, queda así normalizado por la RAE, que lo define como «en determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses». La incorporación de este significado se ha recibido con alborozo por los colectivos homosexuales, que agradecen a la RAE su afán de «eliminar referencias inoportunas a raza y sexo, pero sin ocultar arbitrariamente los usos reales de la lengua».
Fiel reflejo
En su afán por ser un fiel reflejo de la realidad social, también se elimina el significado de 'rural' que hacía alusión a algo «inculto, tosco y apegado a las cosas lugareñas», y que obviamente hería muchas sensibilidades. La nueva lista, que anticipa la que será en 2014 la vigésima tercera edición del DRAE, no hace más que recoger y categorizar voces que están en la calle. Palabras y expresiones como 'acojonamiento', 'bloguero', 'culamen', 'cienciología', 'chat', 'clitoriano', 'gayumbos', 'euskaldún', 'espanglish', 'friki', 'lápiz' (de memoria informática), 'manga', 'sms', 'okupa', 'papamóvil', 'peñazo', 'papamóvil', 'pepero', 'sociata', 'sushi', 'tableta electrónica', 'teletrabajador' o 'sudoku'.
Son casi 1.700 modificaciones que se recogerán en la 23ª edición del Diccionario, que se publicará en otoño de 2014, como cierre de la celebración del tercer centenario de la institución nacida en 1713 para 'limpiar, fijar y dar esplendor al idioma' que ya compartimos quinientos millones de personas. Todas las incorporaciones han sido consensuadas por las 22 Academias de la Lengua Española, diseminadas por todos los países de habla castellana.
La RAE afina el oído y consagra expresiones tan gráficas como 'canalillo', que finalmente se reconoce como el «comienzo de la concavidad que separa los pechos de la mujer tal como se muestra desde el escote». Asimismo, se podrá decir y escribir 'gracieta' para referir un «hecho divertido, en sentido irónico o despectivo»; y es perfectamente correcto llamar 'gayumbos' a los calzoncillos, al igual que recurrir al vulgar 'culamen' para referirse a las nalgas. Si el uso de estas palabras nos procura 'acojonamiento', la RAE nos explica que es «la acción o efecto de acojonar o acojonarse».
La política y la economía, además de incertidumbre, generan neologismos que ahora toleran los académicos, como el tan llevado y traído 'euroescepticismo', que alude a la «desconfianza hacia los proyectos políticos de la Unión Europea». También se adjudica una decena de nuevas acepciones de corte económico a la palabra 'riesgo', entre las que se encuentran 'riesgo de crédito', 'riesgo país', 'riesgo soberano' 'riesgo sistémico' y 'riesgo de mercado'. Como era de esperar, la tan temible y aireada 'prima de riesgo' acaba de ser aprobada por la RAE, aunque aún no se haya incluido en la versión electrónica del Diccionario. Por su parte, el término 'okupa', muy popularizado en los últimos tiempos, queda acuñado como un «movimiento radical que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados». El verbo 'okupar' recurre sin complejos al uso de la letra 'k', «que refleja una voluntad de transgresión».
La era digital ha sido otro fructífero huerto de palabras recolectadas por los académicos, después de darle muchas vueltas. En última instancia, han asumido términos tan habituales como 'blog', 'chatear', 'USB' y 'tableta electrónica', «el dispositivo electrónico portátil con pantalla táctil y con múltiples prestaciones». Ahora bien, todavía tendrán que esperar palabras como 'Twitter' o 'Facebook', aunque se pueda emplear 'tuit', 'tuitero' y 'red social' con todas las bendiciones de la RAE.
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