
VANESSA MELGAR
Martes, 12 de junio 2012, 09:01
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Volar como un pájaro. Ese fue el propósito del extranjero que saltó en parapente el pasado domingo desde el Tajo de Ronda. Haciendo caso omiso a cualquier tipo de normativa establecida para practicar este deporte de aventura, quiso salvar la famosa garganta, con casi cien metros de altura, excavada silenciosamente por el río Guadalevín y abrir sus alas. El famoso accidente geográfico fue el escenario elegido por este deportista, que sin control alguno, se propuso vivir la experiencia asumiendo el riesgo que ello conlleva ya que se trata de un lugar que no está habilitado para esta actividad. Su motivación, además del subidón de adrenalina, fue dejar testigo de su hazaña grabándola con una cámara que llevaba instalada y probablemente subirla a internet. La aventura le salió bien aunque apenas consiguió volar. Poco después de precipitarse, aterrizó ileso y se fue por su propio pie, según informaron fuentes municipales. La grandeza del Tajo, que atrae a miles de visitantes cada año, entraña su peligro respecto a la práctica de deportes. Es posible realizar rapel o escalada mediante una vía ferrata habilitada recientemente para ello pero bajo la supervisión de expertos o empresas especializadas del sector.
El Ayuntamiento quiere evitar que la idea de esta persona cree un efecto llamada y se ponga de moda. Por ello, anunció que le abrirá un expediente sancionador, que probablemente acabará en una multa económica, y que éste hubiera tenido que pagar los costes de su rescate por parte de los efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos (CPB) si se hubiera producido. Y es que el capítulo generó cierta alarma en Ronda. Los hechos ocurrieron alrededor de las 19.00 horas cuando desde el Paseo de los Ingleses, infraestructura turística que bordea parte de las Cornisas del Tajo, este extranjero, ante la mirada atónita de numerosas personas, se precipitó al vacío. Fue uno de los testigos el que llamó a la Policía Local advirtiendo de un fatal desenlace que afortunadamente no se produjo. No se llegó a movilizar ni a los bomberos puesto que el deportista tomó suelo en poco tiempo. Desde el Ayuntamiento hicieron especial hincapié en que esta práctica, tachada de irresponsabilidad y locura, no se puede consentir.
En este caso, los hechos se han quedado en una anécdota pero cabe recordar recientemente el rescate de un senderista tras sufrir un desfallecimiento en el río Higuerón, en Frigiliana, el del escalador herido tras caer desde una altura de 15 metros en la zona del Salto de Poniente, entre Campillos y Valle de Abdalajís, o, peor aún, la muerte de la joven escaladora malagueña que se precipitó al vacío practicando este último deporte en El Chorro.
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