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La huella de ETA en Málaga
ESPAÑA

La huella de ETA en Málaga

La banda ha dejado una víctima mortal en la provincia, donde ha actuado en 23 ocasionesLos intereses turísticos de la Costa han sido blanco de la organización terrorista desde la década de los 70

M. ÁNGELES GONZÁLEZ maguisado@diariosur.es

Viernes, 21 de octubre 2011, 03:49

ETA dejó su huella más sangrienta en la provincia el 15 de julio del año 2000. Alrededor de las diez menos cuarto de la noche el concejal José María Martín Carpena perdía la vida tras recibir varios disparos del arma que portaba Igor Solana Matarrán. El etarra asesinó al edil del Partido Popular sin escrúpulos, en la puerta de su domicilio y en presencia de su mujer y de sus dos hijas. Málaga quedó conmocionada. Era la primera vez que la banda terrorista mataba a alguien en la provincia, donde ha actuado en una veintena de ocasiones, causando diversos heridos y cuantiosos daños materiales. Otro vecino de Málaga, el guardia civil Juan Manuel Piñuel, murió en 2008 en Álava tras el estallido de una furgoneta cargada de explosivos frente al cuartel de Legutiano donde estaba destinado.

La Costa del Sol ha sido blanco de ETA desde la década de los 70, cuando tuvo lugar la primera campaña contra intereses turísticos en la zona. El 27 de junio de 1979 un potente artefacto explosionaba en los hoteles Pyr y Las Palmeras de Fuengirola, sin causar heridos. Durante el verano de ese año, la organización criminal siguió cebándose en el litoral malagueño, explosionando otra bomba en el balnerario La Siesta, junto a Puerto Banús, y provocando heridas a dos turistas belgas.

El verano de 1986 fue más intenso. ETA amenazaba en un comunicado con llevar a cabo «una campaña de sabotajes» durante el verano que iba a comenzar, especialmente en las zonas turísticas del Mediterráneo. Dicho y hecho. La banda atentó contra el hotel Cervantes de Torremolinos y solo 24 horas después la policía encontraba un paquete bomba en el Andalucía Plaza de Marbella.

Una bomba desactivada en el Málaga Palacio y varios artefactos en los hoteles Atalaya Park, Alhoa Golf y en un bungalow de Puente Romano cerraron la macabra campaña de la banda terrorista, que volvió a las andadas en 1996, con la colocación de dos pequeñas bombas en La Malagueta y otra en el Parque. Apenas habían pasado tres días cuando explosionaba un artefacto en un lavabo del centro comercial Rosaleda.

En el aeropuerto

El 16 de julio un anónimo comunicó la colocación de un explosivo en la playa de La Malagueta. Cuando la policía acordonó la zona y desalojaron las terrazas de los bares, se oyó una explosión a la altura de los Baños del Carmen. El explosivo estaba escondido entre las piedras.

En febrero de 1991 un estruendo despertó a los vecinos de la avenida Ortega y Gasset, en la zona de Cruz del Humilladero. ETA había hecho explosionar un coche bomba frente a la entrada de la entonces prisión provincial, que incluía entre su población reclusa a siete etarras.

El 26 de julio de 2001, el mismo mes en que Martín Carpena fue asesinado, ETA intentó uno de sus mayores golpes de efecto en la Costa del Sol con la colocación de un potente artefacto en el aeropuerto de Málaga, que la policía logró desactivar.

Unos días antes el diputado socialista José Asenjo salvaba la vida gracias a un fallo en el sistema detonador de la bomba que llevaba adosada a los bajos de su vehículo particular. El político, que viajaba con su mujer y su hija, evitó así convertirse en la segunda víctima mortal de la banda en la provincia. Unos años antes, en 1997, ETA intentó matar al entonces alcalde de Rincón de la Victoria, José María Gómez, y al concejal de Urbanismo, Francisco Robles, con sendas bombas lapa en sus coches que fueron localizadas a tiempo.

En junio de 2002 la Costa del Sol fue golpeada de nuevo. Un coche bomba en Marbella estallaba después de que se avisara mediante una llamada desde Francia al Palacio de Exposiciones de Sevilla. No resultó herida ninguna persona. Poco antes, el mismo día, un coche saltaba por los aires en Fuengirola, junto al hotel Las Pirámides, en el que en esos momentos había alojados más de 500 turistas. La metralla alcanzó a un ciudadano británico de 33 años, que fue ingresado en estado grave. Otras cinco personas resultaron heridas.

Mijas fue el escenario del tercer atentado en la Costa del Sol en solo 24 horas. Cuando todavía se evaluaban los daños provocados por ETA en Marbella y Fuengirola, una bolsa de deportes cargada con unos dos kilos de explosivos estallaba en el aparcamiento del hotel Tamisa Golf.

En agosto de 2008 unas 15.000 personas fueron desalojadas de playas de la capital y Benalmádena tras el aviso de la colocación de tres artefactos en la playa de Guadalmar, en Puerto Marina y en la autovía N-340 entre la capital y Torremolinos. Dos de las bombas explosionaron sin causar víctimas.

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