«Vendo cubertería de plata»

No es oro, pero el negocio de su compra-venta empieza a brillar tanto como el del metal dorado. La escalada de precios en los mercados internacionales ha convertido la plata en el nuevo objeto de deseo de los inversores... y de los establecimientos de compro oro, que han ampliado su mercado y se apuntan ahora a adquirir el metal seminoble.

Para las familias malagueñas, supone una buena forma de conseguir liquidez para hacer frente a una crisis que está ahogando a miles de personas. En muchos casos, los hogares ya han limpiado sus joyeros de oro para empeñar o vender anillos, pendientes o cadenas. El reclamo de la plata permite una nueva salida para pagar una deuda o llenar la nevera.

El precio de la plata se ha incrementado un 113% en el último año. A principios de septiembre de 2010, el kilo de plata de 900 se pagaba a unos 386 euros. Ahora, vale 936 y su valor se ha triplicado en los últimos tres años. La razón es que los inversores internacionales están acudiendo a opciones más estables como el oro y la plata para poder sacar rentabilidad a su dinero frente a los vaivenes de los mercados financieros. Y el aumento de la demanda está llevando su cotización a máximos históricos. Estos metales resultan para ellos más seguros que las acciones o los bonos. Y tras varios años con el oro como principal producto, la plata surge como una alternativa más para pequeños ahorradores.

Pero una cosa es el precio de cotización, y otra lo que los negocios de compro oro ofrecen al cliente por ella. Aunque el kilo de plata de 900 se paga en los mercados a 936 euros, los que más apenas llegan a darle al particular 450 euros. La diferencia supone su margen de ganancia. Un margen que desde las asociaciones de consumidores ven en muchos casos abusivo. «Se aprovechan de que no te queda otro remedio», reconoce Paqui, que se confiesa clienta habitual de estas tiendas. «Estoy en paro y ahora estoy vendiendo lo que heredé de mi abuela», dice.

Tasación del producto

El proceso de compra de la plata es muy similar al del oro. En los establecimientos de carteles amarillos que han proliferado por toda la ciudad, los empleados se encargan de pesar y tasar las piezas. «En muchos casos, los clientes nos traen cosas que son de alpaca o de otros metales y tenemos que rechazarlos», señala la trabajadora de uno de estos locales. Según los comercios consultados, al pagarse menos por la plata que por el oro, lo habitual es que los clientes lleven grandes piezas de decoración para que merezca la pena. «Una persona llegó a vendernos diez kilos de plata», indican desde una empresa de compra de metales con sucursales en toda España.

Para María Huelin, vicepresidenta de la Asociación de Consumidores Al Andalus, también es una oportunidad para deshacerse de artículos que han pasado de moda. «Muchas veces guardamos en casa bandejas, marcos, cuberterías de plata que escondemos en un armario y no utilizamos, y pueden sacar de más de un apuro a la familia en tiempos de crisis», señala.

Según explican los establecimientos, las familias recurren a la plata en último lugar, después de haberse desprendido del oro, por el que consiguen más dinero. Por eso, tras cuatro años de crisis y con los hogares asfixiados por el paro y las deudas, es ahora cuando están empezando a sacar la plata. María Huelin recuerda que siempre es más fiable vender los objetos de valor en una tienda física que hacerlo a través de su envío por correo a empresas que se anuncian a través de la televisión o Internet. «Así tienes más garantía de que reembolsarán el importe», indica.