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Pau Gasol machaca el aro polaco durante el partido de ayer. :: EFE
BALONCESTO

España tira pronto los comodines

Tras empezar con un claro dominio ante Polonia, acaba angustiada en su debut en el Eurobasket

J. M. CORTIZAS ENVIADO ESPECIAL

Jueves, 1 de septiembre 2011, 03:36

España, potencia mundial en el asunto de la canasta a la que le gusta salpimentar su existencia con contrastes. Aporta a sus platos ambigüedad, posibilidad de lecturas antagónicas, tendencia a la experimentación. En su anterior festival gastronómico en Estambul, sus propuestas acabaron devueltas a la cocina. Ayer inició sus apariciones en los fogones lituanos con disparidad de opiniones. No se lució para contar con una materia tan exquisita, la que más, de cuantas reposan en la despensa del Eurobasket, pero acabó superando la prueba con corrección. Sin más. Aunque su tendencia al jaleo parece irremediable -y también inexplicable- cuenta con gourmets que dominan el oficio como nadie. Parece, pues, inviable que con los Gasol o Navarro en su nómina se escape un partido que acabó balanceado en la cuerda floja.

Es más de lo mismo respecto a otras apariciones de La Roja de la canasta, en este debut teñida de blanco, color que, paradójicamente, se le atragantó a Rudy. Es el balear pasto de una extraña alergia. Ya la padeció en el Mundial y sus consecuencias han reverdecido en la gira preparatoria de este torneo. Y ayer. De repente, su cuerpo se llena de 'ronchones', la respiración se convierte en un lamento y el jugador queda K. O. Resultado: únicamente 12 minutos en pista.

Pero no fue ese el problema que convirtió a los de Scariolo en agobiados competidores después de haber tenido opciones para romper el encuentro y endosarle a la sufrida y pegona Polonia un 'polvorón' de 20 puntos para arriba. Con cuatro bases en la plantilla, fue el recién llegado, Sada, quien impuso la cordura en el segundo cuarto, culminando los mejores momentos de una España, entonces, clara dominadora. No por juego o rigor, sino por la calidad inabarcable para los polacos de los hermanos Gasol y Juan Carlos Navarro.

Mal el banquillo

Cuando las rotaciones se manifestaron surgió un equipo desconocido. Primero porque se pudo ver en acción a tres pequeños (Sada, Navarro y Llull). También porque Scariolo le dio minutos como alero a Claver, que el valenciano volvió a dilapidar aunque su jefe valorara la defensa sobre Kelati. Y, sobre todo, porque a la defensora del título se la percibió sin timón, intensidad, fortaleza, decisión, aplomo. Solo así, en tal mar de déficits, se explica que la versión más indolente de Polonia se viera inoculada de orgullo, ambición y fe en dar la primera campanada en el carrillón lituano.

Superado en el rebote, con aportaciones testimoniales en la anotación de los hombres de banco (solo 11 puntos), sin que ninguno de sus cuatro delineantes hiciera pasar la bola por el aro, acomodado en la recolecta desde la línea de castigo -lanzó 46 tiros libres-, el séquito de Scariolo se desmembró. De las sonrisas furtivas se pasó al agobio indisimulado. Una banda la polaca, pero con un par de ya saben qué. Su decisión activó la cuota de suerte con dos triples sobre la bocina del final de posesión. Un acierto desde la línea de 6,75 de Pau supuso la primera bocada de Ventolín. Vuelta a las andadas y fue Navarro a 1.30 del final quien hizo el boca a boca a los suyos. Pero no había concluido la carga de sufrimiento. Innecesario. Otro 'dos más uno' del mayor de los Gasol fue requerido con urgencia para que la ventaja se alejara de una opción de triple. Angustia. 80-78 a 17 segundos. Inverosímil. La sangre no llegó al río. Ya saben gracias a quién. Pau y Navarro, una suma que dio como resultado 52 puntos. Demasiado pronto para recurrir a los comodines.

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