«Gaselec tendrá que penar para aprender la lección»

Gustavo Cabanillas es el presidente de Gaselec, pero también es un mecenas de la cultura y reservista. Además, vive también el mundo de la comunicación a través de Cablemel, de la que es propietario. De todos estos asuntos habló en el programa 'El Anzuelo' de la Cadena COPE.

¿Alguna vez le han nombrado como el hombre que nos corta la luz?

Si, totalmente. Sé que cada vez que hay un apagón en Melilla la culpa es mía, qué voy a hacer. Tengo una parte de responsabilidad, pero tiene que quedar claro que hay una empresa que genera la energía, que es Endesa, y otra que la distribuye y comercializa, que es Gaselec. Si la primera no la produce, y vamos del orden de 22 a 25 cortes anuales, y en lo que va de año llevamos entre 10 y 12, si se corta la luz la gente es normal que piense que si se paga a Gaselec, Cabanillas es el responsable. Nosotros lo único que hacemos es distribuir una energía que por ley tenemos que comprarle a Endesa y si no la produce no hay energía.

Sin embargo, los cortes son cada vez más pequeños, ¿no?

Los cortes siguen siendo los mismos, de 20 a 25 todos los años, lo que pasa es que nosotros colaboramos mucho para que en vez de derar media hora o dos horas, tenemos un dispositivo para que dure lo mínimo posible. También los famosos sistemas de teledisparo lo que ha hecho es que los cortes sean menores y afecten a menos personas.

Llega la competencia porque Iberdrola se establece en la ciudad, pero ¿tiene que contar con usted a la fuerza?

La competencia estaba abierta desde julio de 2009. La empresa distribuidora va a seguir siendo la misma, Gaselec, porque por ley no puede venir otra, pero sí otra comercializadora. Esto será muy bueno para toda Melilla, pero tienen que ser compañías serias, que den una calidad al cliente. El cliente es el que saldrá ganando porque hay competencia. Nosotros hemos hecho las cosas muy mal últimamente por problemas informáticos y no hemos sabido responder con la eficacia que tendríamos que haberlo hecho. Eso ha traído un disgusto general y traerá que las compañías que vengan reciban el aplauso de muchos clientes, que se van a ir con ellos. Ahora tenemos que hacer como los políticos, penar durante cuatro años y quedarnos sin clientes para aprender la lección de que hay cosas que no se deben hacer.