Medio siglo en Cruz de Humilladero
La propietaria, Remedios Madueño, comenzó en un pequeño local y ahora ha cedido el testigo a otra generación de la familia La peluquería Antonio-Eloy, un emblema del barrio, ha formado a cientos de alumnos
NOEMI R. NAVAS nrodriguez@diariosur.es
Martes, 15 de marzo 2011, 02:28
Cuando Remedios Madueño abrió su pequeña peluquería en 1968, nunca pensó que con los años acabaría regentando uno de los negocios más representativos de su barrio, Cruz de Humilladero. Mucho ha llovido desde entonces, pero la fundadora no olvida cómo fueron sus comienzos. «Como no estaba casada le puse el nombre de mis padres, Antonia-Eloy, aunque ahora lleva el de mis dos hijos. Empecé con la ilusión de cualquier principiante que quiere ganarse la vida en su profesión. A mí me encantaba peinar desde pequeña pero al poco tiempo decidí dedicarme a la docencia y abrí la academia de peluquería», explica.
Ese carácter emprendedor le valió para hacerse un nombre en el sector, aunque no todo fue un camino de rosas. «Al principio llevaba el negocio con mi marido, pero cuando llegaron los niños ya era imposible y contratamos a las primeras empleadas. Siempre buscamos a buenos profesionales, son la clave del éxito tanto en docencia como en peluquería», señala Reme. Ahora, una decena de trabajadores forman la plantilla del negocio.
200 alumnos al año
Con el paso del tiempo y la implicación de sus cuatro sus hijos en el negocio, el local se ha ido adaptado a las novedades de la profesión. «Formamos a más de 200 alumnos al año entre cursos privados y subvencionados. Ofrecemos cursos integrales de dos años y máster en perfeccionamiento de técnicas de peinado, uñas y maquillaje. El sector de la belleza siempre está de moda, es uno de los más reclamados en formación por la juventud desde hace décadas», apunta su hija, Belén Moreno.
Y para albergar a tanto alumno, la academia ha ido comiendo terreno al barrio que la vio nacer, ocupando en la actualidad casi dos bloques completos de la avenida de José Ortega y Gasset, frente a la parroquia de la Asunción.
«La idea nunca fue crear un imperio ni mucho menos, pero el tiempo nos ha obligado a ampliar el local. Todos mis hijos tienen estudios, nunca planificamos que ellos se quedaran al frente del negocio, pero quienes mejor que ellos que lo han vivido desde niños», apunta Reme, a quien le gustaría seguir siendo un referente en el barrio al menos medio siglo más. «Ojalá la academia perdure muchos años. Ahora pasamos por un buen momento, aunque hay que trabajar con los mismos mimbres e ilusión que el primer día para que el resto de trabajadores se contagien. Por eso, yo vengo todos los días», bromea la propietaria.
Y es que, aunque hace años que se jubiló, Reme se resiste a dejar el trabajo. «Me gusta estar presente en la peluquería porque vienen clientas fijas de toda la vida, que se peinan aquí desde hace 40 ó 45 años y somos como familia. Vengo a verlas, a charlas con ellas y a estar en contacto con los jóvenes, que me dan vida», comenta.
Además, la fundadora aconseja a las nuevas generaciones. «Lo importante es que se formen en todas las materias posibles y se reciclen constantemente. La estética y la peluquería son profesiones dinámicas, exigentes, en las que no se pueden relajar. Antes la peluquería era más artesanal, relajada. Hoy, sin embargo, se basa en la técnica. No se trata de que sea mejor ni peor, sólo que ahora el trabajo te exige profesionalidad exquisita, aquí no valen las chapuzas», afirma.
Un barrio en recuperación
Respecto a la evolución de Cruz de Humilladero, Reme se muestra optimista y considera que las obras que afectan a la zona traerán riqueza y alegrías. «Las obras son necesarias, aunque a veces molesten a vecinos y comerciantes. El barrio ganará enteros con la reurbanización de la calle La Unión y el metro, y recuperará pronto el esplendor comercial que tenían nuestras calles. Aún así es un barrio agradecido, vivo y que tiene de todo. Nunca me iré de aquí», sentenció.
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