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Antonio Villarejo, ingeniero agrónomo y empresario: El rey de los quesos de cabra
FOTOMATÓN

Antonio Villarejo, ingeniero agrónomo y empresario: El rey de los quesos de cabra

POR JUAN BEL PEÑA. FOTOS: J.B.

Sábado, 7 de agosto 2010, 03:43

Queso y flamenco. Este binomio, que tan buena conjunción hacen acompañados de una copa de manzanilla, son las dos pasiones del cueveño Antonio Villarejo. Un empresario del sector agroalimentario propietario de la firma Rey Cabra, dedicada a la producción de quesos con leche 100% provenientes de su propio rebaño, compuesto por un millar de ejemplares de la variedad malagueña.

El amor por ambas pasiones se forjó durante su niñez en su pueblo natal. Allí ayudaba a su padre en las tareas agrícolas, montaba a caballo y los domaba. Del contacto con las gentes del campo en los cortijos se aficionó al flamenco ya que eran tiempos en los que este arte se oía mucho en la radio. Era la época del ocaso de Marchena, El Malagueño y Valderrama -lo que se denominó el final de la Ópera Flamenca-, y los comienzos de Antonio Mairena y la irrupción progresiva de flamenco gitano, cuyos principales exponentes eran Caracol o Chocolate. 'Tertulia Flamenca', de Radio Sevilla, tenía en Villajero a un asiduo oyente.

En las aulas del colegio salesiano de 'El Castillo' de Ronda estudió el Bachillerato como paso previo para ir a la Universidad. Se decantó por la de Córdoba y los estudios de ingeniero agrónomo, licenciándose como alumno de la segunda promoción. En esos tiempos se acrecentó su afición al flamenco. En 1972 organizó en la facultad recital flamenco. El día programado para la actuación de Fosforito, el aula asignada para tal fin estaba polvorienta por falta de uso, por lo que se tuvo que habilitar el paraninfo, el cual aún no se había inaugurado, lo que levantó muchas ampollas entre parte del claustro de profesores: «Ellos decían: 'Cómo se inaugura un salón tan noble con un espectáculo flamenco y no con un acto académico de cierto nivel'».

Sus estudios los completó con un graduado en Madrid. En la capital de España residió en el colegio universitario San Juan Evangelista propiedad entonces de la Caja de Ahorros de Ronda y al que llegó gracias a una gestión personal de Juan de la Rosa. En este centro, popularmente conocido como el 'Johny' y dentro de las variadas actividades culturales que en él se celebraban, organizó un magno festival flamenco con algunas de las primeras figuras del momento en el cartel. «Fue todo un bombazo», recuerda Antonio. Artistas de la talla de Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Mario Maya, Camarón de la Isla, Meneses, Fosforito o El Lebrijano.

Esta gran afición le llevó a ser crítico de flamenco en el periódico 'Informaciones' de Madrid durante dos años. «Los artículos me los pagaban a 500 pesetas», apostilla. Ya de vuelta a su tierra montó lo que fue su proyecto fin de carrera. Una explotación agrícola y ganadera con razas caprinas malagueñas que al final llegó a ser la empresa quesera Rey Cabra. A los inicios de los 80, en Ronda, junto al arquitecto Quique Santos Buendía, montaron un estudio que funcionó durante diez años. En esa época desarrolló muchos proyectos en la comarca, sobre todo para la industria cárnica, mataderos industriales, y adaptación de los mismos a las nuevas normas «por unos precios muy baratitos. Hubo un periodo de adaptación a la Unión Europea -añade- donde hice muchos proyectos de industrias lácteas cuando el territorio lo tenían copado las centrales lecheras».

Antonio Villarejo, por medio de un concurso público, realizó el proyecto del Matadero Comarcal de la Serranía de Ronda, aunque nunca se ha llegado a terminar porque existían muchas dificultades al ser un proyecto público y los dueños una cooperativa privada, aunque el factor político fue determinante para que no se acabara. Al mismo tiempo se dedicó a las promociones inmobiliarias: «Un negocio que nunca me funcionó».

Su gran secreto

Ya a finales de los 90 se dedica de lleno a su explotación láctea en Cuevas del Becerro, donde posee un rebaño cabras malagueñas que producen entre 3.000 y 4.000 litros diarios de leche que son la base fundamental -y el gran secreto- de sus quesos frescos, curados, semicurados o de la crema de queso.

Estas son algunas de las variedades de un producto que se degusta en toda España y que se exporta a varios países de la Unión Europea (Francia, Dinamarca, Italia o Portugal son algunos de ellos) y Estados Unidos. Hay que destacar que en el etiquetaje de sus productos aparece que están hechos en la Serranía de Ronda, y es que Villarejo, amante de la historia, recuerda que en el siglo XIX Cuevas del Becerro perteneció a ella.

Defiende la calidad de sus productos y el modelo de pequeña empresa integrada aprovechando los recursos naturales y que su propia empresa sea la que los transforma: «Un modelo que no existía cuando yo empecé ya que el sector lácteo estaba dominado por las grandes empresas» concluye el rey de los quesos.

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