Alberto Gorrochategui, dermatólogo: «La raza de Evo Morales también se quedará calva»

Ha inventado un nuevo test que va a ser como el 'predictor' de la alopecia. Con él, Alberto Gorrochategui (Derio, 1960), dermatólogo y uno de los grandes magos en trasplante de cabello, pretende evitar que a mucha gente se le caiga el pelo. Dentro de cien años todos calvos... Pero todavía no.

-¿Ha patentado ya su invento?

-Estoy a punto. Consiste en un test que se realiza a partir de la saliva. Se lleva al laboratorio y allí se estudian los genes de esa persona relacionados con la alopecia androgenética; así detectamos su predisposición a la calvicie.

-¿Es tan fiable como un test de paternidad?

-El de paternidad tiene un 99% de fiabilidad. Y en este caso, faltan genes por descubrir. Vamos a estudiar cuatro polimorfismos genéticos. Hasta ahora los test disponibles en el mercado sólo estudiaban uno o dos a lo sumo, así que aumenta la fiabilidad. Le diremos a esa persona qué porcentaje de probabilidades tiene de quedarse calvo.

-¿Y a qué edad debería uno hacérsela?

-A partir de los 18 años. Hay que prevenir.

-¿Ya sirve de algo? Muchos calvos dicen que lo único que frena la caída del pelo es... el suelo.

-Hoy día hay tratamientos que en la gente joven funcionan muy bien. Ralentizan la alopecia.

-Pero, al final, el trasplante.

-Sí, son cirugías de seis horas, donde trabajamos diez personas y en las que se ponen seis o siete mil cabellos. Se coge pelo de la nuca y se trasplanta. Los resultados son fabulosos; ese pelo crece luego con normalidad y se queda ahí para siempre. Hay pacientes que me dicen: «Puedo tener un Ferrari; sin embargo, la autoestima me la da tener cabello».

-¿La alopecia al hombre le preocupa más que la impotencia?

-Hoy día, sí. Porque para la impotencia está el viagra.

Evolución biológica

-¿Tiene razón Evo Morales cuando dice que los europeos somos calvos porque comemos transgénicos?

-Eso parece una broma. La evolución normal de la especie humana es ir hacia la calvicie. En el futuro el ser humano perderá el cabello por evolución biológica.

-Entonces alguien con una mata de pelo como Evo Morales ¿está menos evolucionado?

-No, no. Él pertenece a otra raza. La nuestra, la caucásica, tiene una tendencia más marcada a perder pelo. Pero las razas se mezclan y a la de Evo también le afectará la alopecia.

-Uf, entonces culpará al imperialismo... Por cierto, ¿Julio Iglesias qué se ha hecho?

-Al principio se hizo un implante de cabello artificial, a base de hilo de polietileno tejido en la piel, una técnica ya obsoleta, y finalmente se ha hecho un trasplante. Aquel aspecto de pelo de muñeca ya no se da.

-Juan Luis Galiardo se define como un alopécico encubierto.

-Efectivamente. Galiardo tiene hechas dos o tres cirugías.

-¿Y Harrison Ford? Se mantiene en el límite...

-Esos que no cambian el peinado y mantienen siempre la misma imagen suelen llevar por lo general peluca. Nos sorprendería saber cuántos famosos llevan prótesis capilares.

-La cabellera de Robert Reford sí que parece suya.

-Bueno, también existen hombres de más de sesenta años con un pelo magnífico. Pero a partir de esa edad el 60% tiene ya una calvicie más o menos importante. Un grado cuatro o cinco en la escala de Hamilton.

-Que debe de ser más dramática que la de Richter.

-Sí, je, je... Llega hasta el siete.

-¿Se ha aplicado usted sus métodos?

-Por supuesto. Piense que mi padre es totalmente calvo.

-Si el pelo es un desecho, ¿por qué nos importa tanto?

-Por la imagen. Muy pocos políticos de alto nivel son calvos. Rajoy se tiñe y tiene el pelo ralo. Zapatero tiene entradas. Y Bono se ha hecho una o dos cirugías.

-¿Le ha visitado Anasagasti?

-A mí no, pero hace tiempo visitó a otro compañero. Anasagasti, con buen criterio, ha hecho de su cabello una especie de definición de su personalidad. Y está muy bien como está.

-¿No hay calvos felices de serlo?

-Los habrá, pero para mucha gente tener cabello supone una mayor satisfacción y más seguridad en la vida.

-¿Será verdad que donde hay pelo hay alegría?

-Lo cierto es que hay gente que sufre mucho por no tenerlo.