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José ángel Arregui, durante su entrada a la Corte chilena. :: EFE
Chile condena a dos años al cura pederasta español
ESPAÑA

Chile condena a dos años al cura pederasta español

José Ángel Arregui podría ser extraditado y juzgado en España por abuso de menores en el País Vasco y Madrid

MARCELA VALENTE

Jueves, 25 de marzo 2010, 03:28

A 817 días de prisión fue condenado ayer el clérigo español José Ángel Arregui Eraña, detenido en Chile por almacenar unas 2.000 imágenes de pornografía infantil y más de 400 horas de grabaciones de contenido pedófilo. Algunos de los vídeos los había producido -e incluso protagonizado- durante sus años como docente en escuelas de San Viator en Vitoria y Madrid, y en el San José de Basauri en Vizcaya, donde se sospecha que filmó al menos a 15 menores de 12 a 14 años entre 1992 y 2005, cuando era profesor de Religión, Educación Física y Lengua. En los archivos confiscados hay personas manteniendo sexo con bebés, escenas de coprofilia, sadomasoquismo, masturbación infantil y urofilia.

Pese a los esfuerzos de la fiscalía, la pena a la que fue condenado es menor al máximo previsto -de tres años-. En una breve audiencia con el tribunal, que le acusó de posesión de pornografía infantil, la defensa de Arregui reconoció los delitos y los jueces le sentenciaron a poco más de dos años de reclusión sin beneficios para salir antes de tiempo. No obstante, como el religioso fue arrestado el 14 de agosto de 2009 y permanece desde entonces en prisión, le quedan menos de dos años de encierro. Entonces deberá ponerse en manos de la Justicia española, que podría pedir su extradición para juzgarlo por presunto abuso de menores, un delito mucho más grave.

Edmundo Calderas, su abogado defensor, insistió ante el tribunal que fue Arregui «personalmente» quien entregó todos los vídeos que estaban en su poder, además de los 'links' pertinentes, pudiéndose así establecer su culpabilidad en el acceso a material pornográfico.

El propio religioso, de 53 años, admitió que se sentía atraído por niños de rostros afeminados, que le producía «placer como desahogo sexual» ver las cintas y atribuyó esas graves desviaciones de su comportamiento a «la soledad y las carencias afectivas».

El clérigo había llegado a Chile a comienzos de 2008 para trabajar en la Universidad Santo Tomás, pero residía en un liceo.

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