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Bajo las puertas de garaje enrollables, en las instalaciones de Promálaga I+D de calle Gitanilla, se esconden decenas de proyectos. El bullicio entre semanas es ... generalizado en los talleres que ahí ensayan, practican y emprenden nuevos proyectos. Entre los talleres que hay en el edificio, hay un portón, coronado por un cartel amarillo, que rara vez se baja entre semanas mientras aún queden horas de luz. Es el taller de Málaga Racing Team (MART), el equipo de Fórmula Student de la UMA. Una iniciativa que pretende convertirse en muchísimo más que una escudería que compite por el oro contra el resto de universidades. De hecho, eso es secundario. Aquí lo importante es el modelo formativo, los conocimientos y aptitudes que aprenden sus integrantes durante su estancia en el proyecto.
Pepe de la Varga, codirector del proyecto junto a Joaquín Ortega, intenta seguir rizando el rizo de su modelo formativo que denomina ' laboratorio de innovación 360': «todos los alumnos que entran en MART aceleran todo su desarrollo competencial. Dos años aquí es el equivalente a cuatro formándose». Su última incorporación es 'MART Innovation Lab'. Viene heredado de manera directa de su tesis 'Actitud directiva: La esencia de la capacidad para innovar. Análisis en la alta cocina española', donde De la Varga propone un sistema que permita desarrollar la capacidad de innovar de cada uno de ellos en las distintas ramas aplicadas al mundo del motorsport pero con un reflejo directo en sus estudios. «Cuando entré en MART los estudiantes que formaban parte del proyecto tardaban más tiempo en terminar sus estudios por culpa de este proyecto. Hoy día el panorama es totalmente diferente: los integrantes de este proyecto son excelentes alumnos en sus respectivas carreras, la excelencia de sus facultades», sentencia De la Varga.
La inserción laboral se esgrime como uno de los grandes atractivos de este proyecto. Muchos de sus integrantes acaban haciendo carrera dentro de alguna de las empresas colaboradoras del proyecto, o incluso con empresas ajenas, ya que MART funciona como escaparate de sus alumnos en los distintos eventos o presentaciones de vehículos. «A nuestra directora de negocio, por ejemplo, la ha fichado BMW Automotor», añade De la Varga.
«Nuestro gran reto es mejorar, año tras año, nuestros objetivos y estándares, con un equipo donde todos los años, el cincuenta por ciento del equipo más especializado se nos va y entra gente nueva». Aquí surge uno de los principales retos a los que se enfrentan los equipos de Fórmula Student en general y MART en concreto, con una nueva hornada de integrantes que necesita absorber todos los conocimientos de los más veteranos en un tiempo récord para poder coger el ritmo y seguir creciendo. «Imagínate cualquier empresa donde la mitad de los empleados más veteranos son sustituidos por becarios, en un ambiente que exige seguir creciendo. La dinámica de innovación que aquí se genera es bestial», sentencia.
Todo surge de una cuestión: '¿Cómo se genera dentro de una empresa la capacidad para innovar?' Para Pepe De la Varga se trata de conseguir que un directivo innovador sea capaz de transmitir esas inquietudes a su equipo. Para conseguirlo crea MART Innovation Lab, basado en tres pilares claves: proactividad, creatividad y modelización. La premisa del director para de que todo el equipo comparta un objetivo común y focalicen toda su creatividad en ese objetivo. Es decir, su capacidad de generar ideas destinadas a un objetivo. El último aspecto sería la modelización, o lo que es lo mismo: pasar de la teoría a la práctica. «La idea como tal no genera ningún beneficio. Necesitas aterrizar y llevarla a cabo, desarrollarla y testear. Es necesario equivocarse para acertar». La hipótesis de De la Varga es que al partir de un objetivo común y un desarrollo de ideas genera un ciclo que permite la aceleración del desarrollo de los alumnos, dentro y fuera de la escudería.
La lucha por mantener la innovación como pilar y la búsqueda de avances termina por abrazar a las nuevas tecnologías de propulsión en sus monoplazas. Este año MART abandonará por completo la combustión. «Nuestro coche gasolina lo seguiremos conservando, pero para exposiciones y presentaciones», recalca. El equipo, conformado por sesenta integrantes, se dedicará a pleno pulmón al desarrollo de un monoplaza de propulsión cien por cien eléctrica. Aunque también destinarán parte de los recursos al desarrollo de motores a hidrógeno y, especialmente, al desarrollo de un monoplaza de conducción autónoma.
El MA24RT, primer monoplaza eléctrico de la escudería, cuenta con una potencia máxima de 60Kw (unos ochenta caballos), acoplado a una batería íntegramente desarrollada por el equipo, la cual cuenta con 12 módulos y 55 pilas por cada módulo, con un voltaje máximo de 550 voltios. A lo largo de esta temporada esperan correr, al menos, en un campeonato nacional y otro europeo. «Y lo que nos permita la economía». Actualmente el equipo cuenta con un presupuesto medio de cien mil euros anuales divididos en tres grandes ramas: la financiación de la universidad, la de los patrocinadores y la autofinanciación (venta de merchandising, crowdfunding, etcétera).
Este año los resultados en competición no han sido los esperados. Sin embargo, para el equipo, el balance es positivo, pues la cantidad de conocimientos y nuevas áreas de aprendizaje a las que han tenido que someterse exitosamente son enormes. Y aquí es donde reside el verdadero éxito del equipo: en su capacidad de adaptación, innovación y desarrollo ante lo desconocido. Así lo resumen Pepe De la Varga y Lucía Gallego, quien, a sus veintidós años, lleva tres años dentro de la escudería y un año capitaneando como team leader de la misma. En un pasado compaginaba su pasión hacia la escudería con su grado en ingeniería electrónica, robótica y mecatrónica. Hoy la compagina con su máster de mecánica avanzada. «Se podría decir que MART te cambia, no eres la misma persona cuando sales que cuando entras, tanto a nivel profesional como personal».
Y es que se podría decir que para sus integrantes esta pequeña escudería se ha convertido en algo muy superior a un pasatiempo o incluso un reto. Para ellos, MART es un hogar, una segunda casa en la que seguir creciendo. Tanto es así, que para ellos llamarlo una escudería sería quedarse en la superficie: «MART es mucho más que una escudería de Fórmula Student. Eso es una pata, pero aquí se hace muchísimo más que eso», sentencia el codirector.
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