El Defensor, obligado a intervenir para frenar actitudes violentas en la UMA
Las expresiones de agresividad, el hostigamiento y las descalificaciones empiezan a ser frecuentes entre estudiantes y también contra profesores
La violencia, cada vez más generalizada en las aulas, parece que no entiende de edades ni de nivel de formación. Los universitarios no son ajenos a esta corriente que parece extenderse por todos los ámbitos educativos: expresiones de agresividad, hostigamiento, descalificaciones y todo tipo de confrontaciones empiezan a ser más frecuentes de lo deseable. También entre los universitarios. Hasta el punto de que la agresividad en las aulas ha obligado a la intervención del Defensor Universitario en una decena de casos, que se han podido solucionar por vías de diálogo: a petición de algunos centros y departamentos, el Defensor Universitario ha colaborado con las autoridades académicas implicadas en definir y analizar este tipo de situaciones y proponer actuaciones concretas para restituir la normal convivencia en las aulas.
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Pero la situación ha despertado las alarmas y el Defensor, Manuel Montalbán, valora la oportunidad de programar jornadas de sensibilización y formación general dirigida a equipos directivos y representantes estudiantiles sobre cómo afrontar estos incidentes.
Expresión de la sociedad
Cómo llegan estas actitudes violentas a las aulas universitarias es algo que preocupa a sus responsables, pues se supone una formación académica y una madurez personal en los que no cabe la violencia. Para Manuel Montalbán, la respuesta está en la sociedad, de la que «la Universidad no está al margen». Por esto, «puede llegar a reflejar también expresiones diversas de los fenómenos sociales más habituales». No obstante, en opinión del Defensor Universitario, están obligados a «canalizarlas, modularlas, incluso a ofrecer soluciones apropiadas para estos retos sociales».
«La Universidad no es ajena a las dinámicas sociales, ni para lo bueno ni para lo malo»
Manuel Montalbán Defensor Universitario
Estos fenómenos de violencia que se viven en las aulas de los institutos «terminan llegando a la universidad. El fenómeno está ahí y, aunque cuantitativamente no sea relevante, sí nos preocupa que estos comportamientos se den en la Universidad», sostiene Manuel Montalbán.
«Los alumnos de ahora no es que sean peores, de hecho son los mejor preparados, pero los valores de disciplina y autoridad han cambiado»
Manuel Montalbán Defensor Universitario
En algunos casos se trata de conflictos interpersonales. Por ejemplo, los problemas de convivencia de unos estudiantes que compartían piso se trasladaron a las aulas. Ha habido incluso actitudes de tinte racista. En otros casos son ‘malentendidos’ entre alumnos e incluso entre estudiantes y profesores. Y es que la autoridad del docente es algo difusa, también en la universidad. «El sistema educativo es muy acogedor en los niveles inferiores, hay una dinámica de diálogo y cooperación en las clases», indica. Por esto, no es de extrañar que, en algunas clases, un alumno se dirija a su profesor con el término o apócope ‘profe’.
El Defensor del Universitario también pone de manifiesto la contradicción que supone el comportamiento de los alumnos y su nivel académico: «se trata de la juventud mejor preparada de todos los tiempos, y la sociedad ha cambiado, sobre todo por el uso de las nuevas tecnologías, lo que ha supuesto cambios en las relaciones de autoridad». Esto, indica Manuel Montalbán, obligará a una «adaptación a los alumnos, con su idioma, en una tarea de reciprocidad», centrado sobre todo en los de primer curso, para introducirlos «en una disciplina universitaria que no ha cambiado en décadas».
Código ético
Montalbán se muestra convencido de la necesidad del ‘Código ético’, aprobado este pasado diciembre por el consejo de gobierno de la UMA. Entre sus principios, recoge que «todas las personas integrantes de la comunidad universitaria están sometidas a la legislación vigente y a las disposiciones estatutarias y reglamentarias que les conciernen, y observarán el cumplimiento de los valores y principios generales, así como los compromisos específicos del presente código ético». Y, respecto de los alumnos, señala en concreto su compromiso de «respetar a todas las personas integrantes de la comunidad universitaria y contribuir a la construcción de un clima de confianza, diálogo y trabajo en equipo».
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