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Jugó media temporada en Málaga, pero los aficionados del Unicaja tienen una gran opinión sobre el estadounidense Jack Cooley, pívot que llegó en diciembre de 2015 para suplir a Germán Gabriel. Pese a que no era un portento físico y tampoco técnico, el caso es que Cooley encajaba perfectamente con ese perfil que tanto gusta a los aficionados malagueños: duro, luchador y constante. Sus prestaciones fueron en aumento e incluso se valoró su continuidad, pero su condición de extracomunitario jugó en su contra. Así que Cooley hizo las maletas y cambió de aires. Jugó en Alemania y también siete partidos con los Sacramento Kings en la NBA antes de pasar a su equipo vinculado de la Liga de Desarrollo. Su última experiencia en Europa fue con el Sassari, con el que firmó una excelente temporada, tanto en la FIBA Europe Cup en la que el cuadro italiano se proclamó campeón con Cooley ofreciendo excelentes prestaciones.
De Italia cruzó el mundo para fichar por el Ryukyu Golden Kings con sede en la isla de Okinawa, famosa por la batalla que allí libraron en la Segunda Guerra Mundial las tropas estadounidenses y las japonesas y en la que murieron cerca de 200.000 personas entre civiles y soldados. El desproporcionado número de víctimas mortales por ambos bandos forzó a la solución de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki para poner fin de una vez por todas a la Guerra del Pacífico.
La historia de Cooley en Okinawa es por suerte mucho más feliz. El exjugador del Unicaja ha sido uno de los hombres más destacados de la Liga de Japón esta temporada. Su equipo era líder de su conferencia y tercero en el cómputo general de la competición, en la que Cooley fue elegido jugador de la semana en varias ocasiones y en la que era el segundo máximo reboteador con una media de ¡13,5 capturas por partido!, además de 18,4 puntos. La crisis del coronavirus obligó a cancelar definitivamente la temporada, y Cooley, como muchos otros jugadores, se quedaron confinados en sus domicilios.
El jugador tenía previsto casarse en Chicago con su prometida Alexandra, a la que enero del año pasado le propuso matrimonio a en Italia. Así que la pareja cambió de planes y ayer pasaba por el altar en Okinawa. «¡Hice algo hoy! ¡Agradecido de poder llamar a mi mejor amiga mi esposa! No podría estar más feliz de casarme en el paraíso», afirmó el exjugador del Unicaja en su perfil de Twitter.
I did a thing today! So blessed to be able call my best friend my wife! Couldn't be happier to be married in paradise. ☺️❤️💍 https://t.co/Iukh1HSbME
— Jack Ryan Cooley (@JackCooligan45) April 23, 2020
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