
El destino ofrece coincidencias extrañas. Fran Vázquez (Chantada, 1983) es junto a Carlos Cabezas y Florent Pietrus el único jugador campeón de la Copa del Rey en 2005 con el Unicaja que sigue en activo. El gallego era casi un adolescente cuando hace quince años celebró por todo lo alto el título conquistado en Zaragoza, donde ahora vive y juega. Se abría una época maravillosa para el club cajista y Vázquez emergía como el pívot nacional del futuro. En verano fue elegido en el puesto once en el Draft de la NBA por los Magic de Orlando. Pero Vázquez sorprendió a todos. Dio calabazas a la NBA, algo incomprensible para muchos. Quería seguir en España junto a su familia y su novia Ana, más tarde su mujer, y madre de su hijo Aitor. Protagonizó uno de los primeros grandes traspasos del baloncesto español. El Akasvayu pagó un millón de euros por él y, de ahí, al Barcelona para ganar títulos y convertirse en uno de los jugadores nacionales mejor pagados. Pero la primera vez es la que marca, por eso el gallego no olvida lo que sucedió en Zaragoza en 2005. «Aquel equipo del Unicaja campeón de la Copa en 2005 podría aspirar a todo hoy en día. Por nombres y jugadores, aquella plantilla era fabulosa, capacitada para todo, como luego demostró ganando la Liga un año después. Era un grupo con buena química, que jugaba un gran baloncesto y que sabía competir, cuándo apretar para ganar», cuenta.
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El Vázquez que regresa ahora a Málaga es distinto. Enfila el final de su carrera, pero mantiene la ambición por ganar. Quiere levantar la Copa en Málaga, al lado de su casa, en el Carpena, con un Casademont Zaragoza al que da gusto ver jugar al baloncesto. Allí ejerce de jefe del vestuario. Dirige a un grupo mezcla de jóvenes y veteranos que llega a la Copa sin complejos para tratar de eliminar al Unicaja el viernes (21.30 horas). Todos sus rivales esperaban que en algún momento se cayese, pero ahí sigue, ganando partidos. Vázquez dice que no hay secretos en esta fórmula del éxito. «Trabajamos cada día sin venirnos abajo y arrimando el hombro. Si coges una racha positiva hay que aprovecharla, como es nuestro caso. Nos están saliendo bien las cosas y partidos que temporadas atrás no se ganaban, ahora los sacamos adelante. Sabemos que somos un equipo difícil de superar», cuenta desde Zaragoza.
El gallego está asistiendo a la explosión de un Carlos Alocén todavía imberbe y que ya está catalogado como el nuevo niño prodigio del baloncesto español. «Yo muchas veces digo que juega sin pensar, pero la verdad es que es valiente y tiene calidad. Con sólo 18 años tiene mucho margen de mejora y todo por delante. Muy pocos jugadores de su edad, exceptuando a talentos como Doncic, pueden presumir de tener ese nivel de juego y de inteligencia».
Vázquez se identifica con el base aragonés. Él era el joven en aquel Unicaja campeón y quiere cerrar el círculo de su exitosa carrera profesional en Málaga. «Quiero ganar un título más antes de retirarme, pero también sé que el Unicaja nos lo va a poner muy difícil. Juegan en casa, delante de su afición y estarán motivados, pero también sé que la Copa del Rey es imprevisible, así que...».
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