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jon a. sedano
Martes, 14 de marzo 2017, 00:20
Los bulos ya existían mucho antes de la Era Digital, solo que ahora, debido a la facilidad que hay para comunicarse, su visibilidad se ha incrementado. El miedo a que el mensaje pueda ser real y la necesidad de avisar a nuestros amigos y familiares para protegerlos son los dos ingredientes principales de los bulos. Sin ellos no existirían. Sus creadores lo saben y se aprovechan de estas motivaciones para difundir noticias falsas (las tan en auge fake news" en inglés). Pero si tenemos presentes estos cinco consejos, seremos capaces de desmontar muchos bulos que nos lleguen y evitar así compartirlos y darles más vida.
¿Quién nos lo cuenta?
El mensaje, aunque nos llegue desde algún conocido, siempre tiene en apariencia alguna institución o medio de comunicación detrás. Pero, ¿lo conocemos? Y de ser así, ¿está correctamente escrito? No es lo mismo la University of Massachusetts que la University of Masachusets. La primera está escrita de forma correcta y la segunda no. Asimismo, si el medio al que hace referencia no nos suena, lo mejor es dudar, sobre todo cuando el resto de medios conocidos no están hablando del tema. Por otro lado, si el comunicado es oficial, es ilógico que nos llegue mediante un particular.
Ortografía y gramática
ATENCIÓN, URGENTE ¡¡¡MUY IMPORTANTE!!! Está claro que las mayúsculas llaman la atención del lector, pero da la casualidad de que por esa razón son uno de los instrumentos utilizados en los bulos para iniciar sus mensajes. Por otro lado, si el bulo es oficial, ¿no es raro que tenga faltas de ortografía o que las frases estén escritas con errores de coherencia entre ellas? Si vemos cualquier error de este tipo, lo mejor, de nuevo, es dudar.
Verificar las fotos o el contenido en Internet
Si el mensaje nos llega con una foto, podemos subirla a Google Imágenes y ver dónde han hablado del tema antes. En el caso de que sea un mensaje, se pueden escribir en el buscador las principales palabras y bulo para ver si algún medio ya lo ha desmentido. Si no hallamos ninguna información o es pobre y poco relevante, también sería sospechoso. ¿Nadie va a hablar de algo tan importante en Internet?
Datos escasos y poco precisos
Algo común en los bulos es que la información que se da es insuficiente. Las respuestas a qué ha pasado, quién se ha visto involucrado, cuándo y dónde ha sucedido y cómo ha sido, suelen brillar por su ausencia. Los mensajes que llegan a través de WhatsApp u otras redes sociales suelen dar muy pocos datos a propósito, para que se sigan compartiendo aunque el tiempo pase. Si no hay una fecha exacta, nunca sabremos cuándo ha ocurrido y por lo tanto pensaremos que puede ser reciente.
Ante la duda, no lo compartas
Los bulos suelen requerir al final que se comparta el mensaje. Ya sea para avisar a otros de un posible peligro, para que la aplicación no nos deje de funcionar o pase a ser de pago o para ayudar a identificar a una persona. Pero si tenemos dudas, lo mejor es no compartirlo para evitar así que el bulo continúe extendiéndose.
Si aun así quedan dudas, siempre se puede acudir a un medio experto, como es el caso de B de Bulo , que nacimos con el objetivo de ayudar a los ciudadanos a desmentir bulos que circulan por la red.
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