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FERNANDO ALONSO
MÁLAGA
Martes, 20 de julio 2021, 23:59
1Nuestra plaza más emblemática, ombligo y corazón de Málaga, ha sido la vía pública malagueña que más veces ha cambiado de nombre. Desde tiempo inmemorial fue conocida como Plaza Mayor o de las Cuatro Calles, porque de ella partían las cuatro principales vías de nuestra ciudad, a saber: Especería, de las Guardas (Compañía), Real (Granada) y Mercaderes (Santa María). En 1812 se llamó por primera vez Plaza de la Constitución; en 1836, de Isabel II; en 1869, de la Libertad; en 1873, de la República Federal; y, más adelante, Plaza Real, de José Antonio Primo de Rivera, hasta tomar su denominación actual, que esperemos sea la definitiva.
2Durante siglos la cárcel pública estuvo abierta en esta plaza. Se edificó en 1490 sobre unos antiguos baños musulmanes. Es fama que fue una prisión poco segura y que los presos se escapaban de ella con frecuencia, horadando las paredes y los tejados. Los residuos fecales de las letrinas se vertían por uno de sus laterales, el de la calle Real, conocido en este tramo como calle de la Zapatería, llenándola de inmundicias y de hediondos olores. A las espaldas de la cárcel, y adosada a ella, estaba la capilla de Santa Lucía. Ambas, cárcel y capilla, fueron demolidas en 1833 para levantar el pasaje de Heredia, de carácter más lúdico y comercial.
3Uno de los vecinos más ilustres que haya tenido la plaza fue el general José María de Torrijos y Uriarte. Estuvo escondido en una casa de su lado sur, más o menos en donde hoy está el Hotel Larios, propiedad de un amigo de ideas liberales, llamado Santa Olalla. Para reunirse con sus compañeros pasaba de su casa a la del impresor Luis de Carreras, gracias a una puerta disimulada detrás de un armario. Aún sus descendientes conservan como una reliquia este mueble. Como la vivienda sufriese varios registros policiales, Torrijos huyó disfrazado de mujer por la puerta trasera de la vivienda, que daba a los conocidos como callejones del Diablo, hasta llegar al puerto y embarcar en una goleta inglesa rumbo a Gibraltar.
4Tras establecerse durante unos años en unas casas del postigo de los Abades, nuestro ayuntamiento se avecindó en la plaza principal de nuestra ciudad en 1493. Allí estuvo hasta que a mediados del siglo XIX, debido al estado ruinoso del edificio, se trasladó al convento de San Agustín. Según cuenta Benito Vilá en su 'Guía del viajero en Málaga' (1861), durante el derribo de las Casas Capitulares en los últimos días del año 1860, se encontraron escondidos en un hueco tapiado, en las dependencias donde había estado el Archivo Municipal, dos cajas de madera revestidas de terciopelo carmesí que contenían unas medallas de oro y de plata que Godoy había regalado al marqués de Pozos Dulces.
5En el lado sur de la plaza tuvo su taller durante más de cuarenta años la primera mujer fotógrafa malagueña. Se llamaba Sabina Muchart Collboni y era natural de Olot. Al ser mujer, firmaba sus reproducciones como S. Muchart. Para Fernández Rivero, el mayor experto en historia de la fotografía malagueña, Sabina Muchart «figuró siempre entre la élite de la fotografía malagueña y entre los más afamados estudios de provincias de toda España».
6Hoy solo abren sus puertas en la Plaza de la Constitución cinco comercios malagueños. Por orden de antigüedad son: Relojería Heredia, Óptica Fernández-Baca 1913, Café Central, Farmacia Utrera y La Canasta. Pero hubo un tiempo en que nuestra plaza principal bullía la actividad comercial. Destaquemos por el grato recuerdo que dejaron en los malagueños a Parriego, la Farmacia de Pérez-Bryan, Librería Cervantes, Ferretería el Metro, Abaniquería Páez, La Costa Azul, el Café la Loba, Marmolejo y Espejo Hermanos y la Óptica Ortega. Y seguro que me olvido algunos más.
7En estos recios tiempos de pandemia que nos ha tocado vivir la Plaza de la Constitución se ha quedado más vacía que nunca. En los peores días del coronavirus y del confinamiento solo abrieron la Farmacia Utrera y La Canasta. Mi tía Trini me enviaba desde su balcón imágenes de la plaza desierta un Domingo de Ramos a las doce de la mañana, con las campanas de la Catedral repicando como fondo. Este vídeo se ha quedado grabado en mi memoria. Hoy apenas hay cinco o seis casas abiertas en nuestra plaza más principal. Sin duda, la cifra más baja en su centenaria historia. Algo sobre lo que las autoridades municipales deberían reflexionar.
8En la Plaza de la Constitución se ubicaron las principales instituciones de la ciudad. Empezando por su lado norte, esquina a calle Granada, se encontraban la cárcel, la casa del corregidor y, sobre el solar de una antigua mezquita, una ermita consagrada a San Sebastián en 1487 que, a finales del siglo XVI, fue cedida a los jesuitas. En su lado oeste estuvieron las Casas Consistoriales. A estos dos costados de representación civil tenemos que sumar los otros dos de claro predominio eclesiástico. En su flanco sur se localizaban las casas del deán y del cabildo, entre algunas viviendas particulares. Y en el lado este, el que hoy se prolonga en la calle Larios, estuvo el convento de las Agustinas Descalzas. Hoy se conserva su portada, que se extendía en un amplio solar limitado por las calles Fresca y Santa María. Fue derribado por las desamortizaciones y su lugar lo ocupan actualmente dos callecillas en forma de cruz conocidas como el pasaje de Chinitas.
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