
Tal día como hoy nacía John Dalton, quien daría nombre a la alteración que afecta a la capacidad de distinguir los colores, es decir el daltonismo, y moría Flavio Eugenio, emperador romano que sería derrotado por Teodosio I.
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JOHN DALTON (6-9-1766 / 27-7-1844)
Eaglesfield, Inglaterra, seis de septiembre de 1766. Nace John Dalton, no un miembro de la banda de forajidos que cabalgaron a las ordenes de Jesse James y cuyas hazañas fueron recreadas en cómic por el dibujante Morris como eternos enemigos de Lucky Luke, sino el matemático, meteorólogo y químico cuya tabla de los pesos relativos de los elementos contribuyó a sentar las bases de la química moderna, amén de darle su creador nombre a la alteración de origen genético que afecta a la capacidad de distinguir los colores, es decir el daltonismo. Se hallaba John Dalton literalmente enfrascado en sus frascos de laboratorio, que si analizo el etileno por aquí, que si compruebo el óxido nitroso por allá, que si pitos de fluidos elásticos, que si flautas de expansión térmica de los gases,cuando se apercibió de que sus resultados no se adecuaban a los de sus asistentes. Si a esto le sumamos que en una ocasión en que fue invitado a conocer al rey Guillermo IV se presentó al besamanos ataviado con una vestimenta de un rojo escarlata que Dalton había elegido creyéndola y viéndola gris oscuro, no vaciló el hombre en comprender que algo no funcionaba en su apreciación coloreada. No tardó en postular que las deficiencias en la percepción del color se debían a anomalías del humor vítreo, lo cual no significaba que fuese una cortante mala baba la responsable de su decoloración visual, sino una desproporción en el líquido gelatinoso que rellena el espacio comprendido entre la superficie interna de la retina y la cara posterior del cristalino. Acabáramos, el daltonismo acababa de ser identificado y bautizado, y Dalton dejó instrucciones para que sus ojos le fueran extraídos, óbito mediante, huelga decirlo, que el hombre era científicamente voluntarioso pero no masoquista, y conservados hasta que, en 1995, unos análisis de ADN revelaron que en realidad Dalton no era daltónico sino que padecía un tipo aún menos común de ceguera al color denominado deuteranopia, que viene a ser como una sobrina nieta del daltonismo, es lo que tienen las familias numerosas, que donde menos te lo esperas te salta una liebre pelirroja que confundes con un sapo de espuelas verde botella o un sapo de espuelas verde botella que se te asemeja a un ratón con michelines. En fin.
FLAVIO EUGENIO (4-7-345 / 6-9-394)
Ochocientos treinta y dos años antes del nacimiento inglés de John Dalton, moría en Constantinopla Flavio Eugenio, emperador romano o romano usurpador, dependiendo de las fuentes históricas refrendadas. Andaba Flavio Eugenio ejerciendo sus labores profesorales, una pizca de gramática por aquí, un suspiro de retórica por allá, cuando trabó amistad con Arbogastes, gobernante de facto del Imperio Romano de Occidente que cuando se cansó de aguardar la muerte natural del emperador correspondiente, en este caso Valentiniano II, lo suicidó disimuladamente para aupar en su lugar a Flavio Eugenio, que le pareció más moldeable que su antecesor. Ya regiamente laureado, Flavio Eugenio se apresuró en renovar los funcionarios imperiales, designando como prefecto de Roma a Nicómano Flaviano 'el joven', que ya era talludito pero no tanto como su padre Nicómano Flaviano 'el anciano', a quien también emprefectaron pretorianamente. A continuación ayudó Flavio Eugenio a la integración en la sociedad romana no sólo de francos sino asimismo de alamanos, quienes, como indica su nombre tergiversado, eran unas tribus germanas que pululaban por las orillas del Elba y del Meno. Sin embargo, como nunca llueve a gusto de todos y no digamos cuando diluvia sobre un prócer, Teodosio I no tardó en reclamar el imperio para sí y se dirigió desde Constantinopla hasta la que hoy corresponde a la moderna frontera entre Italia y Eslovenia, donde venció a Flavio Eugenio y a Arbogastes en la Batalla del Frígido, que no era un combatiente sexualmente inapetente sino una contienda exaltada sobre un río que te helaba hasta el aliento. Derrotados Flavio Eugenio y Arbogastes, este último escapó por los pelos y huyó a las montañas aunque pasados unos días optó por el suicidio, no se sabe si por la pérdida del honor o por la ventisca que soplaba en las cumbres. En cuanto a Flavio Eugenio, fue capturado por sus enemigos y llevado ante el nuevo emperador, a quien suplicó clemencia, y Teodosio que nones, y Flavio Eugenio que mira que sólo he gobernado dos años, y Teodosio que a otro con ese cuento, y Flavio Eugenio que si me retiro y tengamos la fiesta en paz... Sin cabeza acabó Flavio Eugenio, o sin cuerpo, dependiendo de la perspectiva, mientras Teodosio I se disponía a aposentarse imperialmente durante una larga temporada que en realidad apenas le duró los cuatro meses que el edema vascular que remaba por sus venas tardó en desembocar en la laguna Estigia. Estigiando, que es gerundio.
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