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Fue una de las grandes preocupaciones de las autoridades cuando se decretó el confinamiento de la población. La vulnerabilidad de muchas víctimas de violencia de género aumentó considerablemente al verse inmersas en una convivencia forzosa con el agresor. El resultado de esta situación se ha reflejado en los datos: en Málaga, los asuntos por violencia de género descendieron de forma considerable, principalmente las denuncias policiales, que se redujeron en un 32%, según referencia la fiscal delegada de Violencia sobre la mujer de la Fiscalía Superior de Andalucía, Flor de Torres.
El escenario que quedó dibujado durante esos días de internamiento domiciliario es complejo. Por un lado, aumentaron las llamadas al teléfono 016 de forma considerable, a la luz del repunte del 65,6% durante el mes de mayo remitido por la Delegación del Gobierno en Andalucía esta semana. Y mientras que aumentaban las llamadas al teléfono de atención a las víctimas descendieron las detenciones por malos tratos, al igual que lo hicieron la mayoría de arrestos por los delitos que dejaron de perpetrarse, tal y como indica a SUR el juez decano de Málaga, José María Páez.
Ahora, tras el fin de las restricciones a la libertad de movimiento, se ha producido «un aumento» de los asuntos por violencia de género, aunque todavía no es significativo a ojos del juez. «Probablemente experimentemos un aumento mayor de cara al futuro», apunta el juez.
Por su parte, la fiscal delegada de violencia de género, De Torres, señala que el volumen de denuncias ha descendido «considerablemente» durante el confinamiento. Se ha producido lo que ella define como un «secuestro físico y emocional» que ha hecho «imposible» que las víctimas pidan ayuda. Pero, sobre la falta de atestados, detenciones y denuncias, la fiscal matiza: «No es que no existiese la violencia de género, es que no se podía cristalizar o materializar». De hecho, De Torres afirma que tras el fin de la desescalada y, principalmente, con el alzamiento de los plazos procesales, han llegado «muchísimas denuncias», dando paso a una «cadencia similar a la que había antes de la pandemia», remarca. En los primeros días de esta nueva normalidad se han producido turnos de guardia con unos diez atestados con detenido por violencia de género en la provincia.
En esta línea coincide la coordinadora de la Unidad contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno de España en Andalucía, Maribel Montaño, que asegura que «el confinamiento ha sido especialmente duro para las mujeres que sufren violencia» tras analizar los datos de llamadas de auxilio.
Por tanto, según fuentes judiciales y tal y como confirma la propia fiscal delegada, en la actualidad los Juzgados de Violencia sobre la Mujer han recuperado su actividad normal en cuanto asuntos y litigiosidad, llegando a los niveles previos a la pandemia. No obstante, la fiscal explica que todavía «no se tiene una idea aproximada de nuevos asuntos que no han aflorado por la crisis sanitaria», pero establece una causalidad clara entre el confinamiento y el control que ejercen las parejas o exparejas sobre las víctimas potenciales.
Es por ello y «siguiendo la tendencia de todos los años», que De Torres considera «previsible» que los asuntos no aflorados hasta este momento por esta causa lo harán a raíz de la «nueva situación de normalidad».
Esta radiografía de la violencia de género arroja una conclusión clara: la violencia machista se ha mantenido durante la pandemia, aunque en muchos casos cambiando de forma, sin llegar a materializarse en agresión, lo que augura un aumento de agresiones en las próximas semanas.
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