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Subían en cuadrillas, caminando alegres y a buen ritmo. Varios vecinos de Pinares de San Antón llamaron a la Policía Local alertando de que habían visto a «numerosos grupos de personas» ascendiendo por las empinadas cuestas de la angosta urbanización. Uno de los alertantes alcanzó a ver que todos se metieron en el interior de un chalet de una de las zonas más altas del complejo, a la que acudió una dotación de zona de la Policía Local. El resultado: el desalojo de la vivienda y una propuesta para sanción por celebrar una misa con más de 100 jóvenes incumpliendo la normativa vigente para evitar contagios.
Los hechos sucedieron el pasado viernes 30 de julio. Las primeras llamadas (según fuentes oficiales se produjeron varios avisos desde diferentes viviendas) se produjeron minutos antes de las 13.30 horas. La unidad de zona de la policía llamó a la puerta en la que se habían introducido los jóvenes, y el propietario, un hombre de unos 50 años, les explicó que estaban celebrando una misa con instrumentos musicales. Cuando los agentes contaron el número de personas que había en el domicilio, estas superaban el centenar, por lo que pidieron a todos ellos que abandonasen el lugar al estar incumpliendo la normativa vigente en materia de prevención de salud pública por la pandemia de Covid-19.
Según fuentes consultadas, los jóvenes desalojaron la casa sin incidentes. Tras ello, los policías informaron al propietario del inmueble de que iban a levantar un acta y que se iba a dar conocimiento a la autoridad pertinente (en este caso la Subdelegación del Gobierno), denunciándolos por la infracción de las medidas preventivas de salud pública en la Comunidad Autónoma de Andalucía, por haber reunido en un domicilio a más personas de las permitidas en espacios privados.
Al parecer, según las fuentes consultadas, los jóvenes de la asociación cristiana estaban de regreso de un campamento en la provincia de Cádiz. En un momento dado decidieron parar en esta vivienda y celebrar la misa musical, según fuentes consultadas. Este diario ha intentado ponerse en contacto con la organización juvenil, pero no ha recibido respuesta.
En el momento en el que se produjo la infracción, el aforo máximo permitido en el interior de una vivienda en el contexto normativo de la pandemia era de 25 personas, por lo que la misa de Pinares de San Antón superaba cuatro veces esta cantidad autorizada. Actualmente esta cifra ha descendido a menos de la mitad, siendo 15 el número permitido de personas que pueden reunirse en una vivienda privada.
La celebración de ritos y actos religiosos ha centrado parte de los esfuerzos públicos para garantizar la libertad de culto de los ciudadanos durante la desescalada y la vuelta a la normalidad. En Málaga, las parroquias abrieron a mediados del pasado mes de mayo, admitiendo un tercio del aforo habitual, para lo que se acotaron los bancos.
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