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Un bombero sofoca chatarra quemada de forma intencionada en Los Asperones. SUR
Sucesos Málaga

Oleada de incendios nocturnos en Los Asperones para limpiar chatarra

Los bomberos acuden dos veces al día de media para sofocar fuegos provocados en un descampado al pie de la carretera

Domingo, 25 de julio 2021, 23:56

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Los avisos se repiten día a día. «Hay fuego junto a la carretera de Los Asperones». «Se ve una columna de humo negro desde la autovía, al lado de las casetas». «Hay un incendio cerca de Soliva». Lo que arde no son vehículos accidentados, ni pasto avivado por alguna colilla o un cuadro eléctrico. La mayoría de los casos se producen de madrugada y el combustible está compuesto por chatarra: electrodomésticos viejos, colchones, cubas, cables, bidones. Cuando las llamas desaparecen sólo queda el metal, limpio de impurezas, listo para ser vendido de forma ilegal.

Esta purga de chatarra tiene puesto en jaque al Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, según denuncian a SUR fuentes consultadas. Aseguran que el parque de Teatinos pierde operatividad día a día por los constantes avisos que se producen en la misma explanada: «Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, por la mañana, por la tarde y por la noche... el parque de bomberos de Teatinos dedicado a la chatarra de Los Asperones».

Según indican a este periódico, en un lapso de siete días se han llegado a producir más de veinte intervenciones en la misma zona. De hecho, en alguna ocasión han acudido a extinguir una pira y han avistado, a pocos metros, otro montón de chatarra listo para ser prendido. A las pocas horas llegó el aviso correspondiente. «Es sistemático», apuntan, y aunque se trata de una práctica que no es nueva, los bomberos sí que han detectado un repunte de casos en las últimas semanas.

Este tipo de incendios tiene un objetivo claro, según los afectados: convertir un montón de aparatos viejos en una pila de metal puro. Los cables quedan libres de su recubrimiento plástico y el cobre, listo para ser recolectado. Los mismo sucede con la chapa y las carcasas de las lavadoras, lavavajillas y neveras, convertidas en humo para dejar 'pelado' el esqueleto de metal.

En muchos casos, cuando los bomberos llegan al lugar desde el que emana la columna de humo (siempre suele ser negro por los materiales sintéticos), encuentran a los chatarreros recogiendo los metales enfriados del fuego anterior. En algún caso aseguran haber sido recibidos «con pedradas», por lo que la situación es «especialmente compleja».

Las llamas se registran en diferentes puntos del poblado, pero generalmente se encuentran cerca de varias viviendas. Sin embargo, las llamadas y las protestas no suelen provenir de allí. Es en los alrededores del núcleo donde se acumula la indignación por los incendios, especialmente en la barriada de Soliva, donde han denunciado públicamente esta situación en varias ocasiones.

«Si no hacemos los fuegos, ¿cómo nos ganamos la vida?»

No quiere dar su nombre y al principio duda, pero finalmente reconoce que él y otros tantos son los responsables de los incendios. «Si no hacemos los fuegos, ¿cómo nos ganamos la vida?». Este residente de Los Asperones asegura que el humo molesta, a él y a sus vecinos, pero que allí saben cuál es su origen, y los motivos. Por eso nadie se queja, porque quien a veces huele a quemado puede ser, llegado el momento, el que necesite quemar algún frigorífico si las cosas no van bien. «Es algo habitual, al que le molesta no dice nada, igual que yo no lo digo porque lo mismo al día siguiente estoy en el ajo».

El vecino asegura que no tienen miedo de que se les descontrole porque saben lo que hacen. Las precauciones las toman más bien para evitar a la policía:«Cambiamos de hora, ponemos la llama y nos vamos;no volvemos hasta que estamos seguros de que no hay nadie».

Pero no todo sale siempre bien. «A veces vienen los bomberos, se lo llevan todo y nos hacen una buena putada», masculla. Por eso ahora se centran en las madrugadas, cuando hay menos operatividad. «Antes lo hacíamos por la mañana, por la tarde, cuando fuera;ahora intentamos que sea más bien a oscuras, o amaneciendo».

Uno de estos vecinos indignados explica a SUR (de forma anónima) que desde que se mudó a la zona hará unos tres años ha visto cómo se producen los incendios en la misma zona semanalmente. «Anoche mismo venía de trabajar y allí estaban, liados, es raro que fallen alguna noche o tarde». El afectado detalla que la hora a la que se produce el fuego es casi siempre distinta, presumiblemente para evitar ser vistos por las autoridades.

El vecino asegura que su malestar no está relacionado sólo con las molestias que generan los incendios, ya que hay distancia suficiente como para que no lleguen los olores –por lo general se aprecia la humareda–. Las rabia les llega porque es una «barbaridad» contra el medio ambiente, ya que «queman de todo», incluso frigoríficos, «que llevan gases nocivos».

Además, el vecino remarca que los fuegos se registran generalmente a «veinte o treinta metros» de las casas del poblado. «Ahí sí que hay riesgo». El miedo a que las llamas se descontrolen es lo que más inquieta a los vecinos de Soliva, por encima incluso de la contaminación. «Hace unos años tuvimos uno gordo», recuerda. Se refiere al incendio forestal que asoló la zona en 2018, que afectó a varias hectáreas y movilizó a decenas de efectivos del dispositivo para la Prevención y Extinción de Incendios Forestales de Andalucía (Plan Infoca).

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