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«No he oído el móvil» o «tenía poca cobertura»: las excusas de la 'generación muda' para no contestar a una llamada

«No he oído el móvil» o «tenía poca cobertura»: las excusas de la 'generación muda' para no contestar a una llamada

Un estudio revela que los jóvenes además de sentir animadversión a descolgar el teléfono sienten ansiedad antes de reunir el valor suficiente para marcar un número y esperar tono

Raquel Merino

Málaga

Domingo, 3 de octubre 2021, 14:20

«Mi hijo/a no me coge nunca el teléfono», esta es una frase recurrente en cualquier conversación entre padres con hijos adolescentes que se precie. «No lo he oído», «lo tenía en silencio» o «tenía poca cobertura» son las principales excusas que suelen poner los jóvenes para no atender una llamada, aún cuando siempre llevan el móvil encima y no suelen tener problemas para comunicarse con sus amigos. Y es que, la generación que nació prácticamente con un móvil en las manos es la que menos interactúa en vivo. Según el profesor e investigador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Ferran Lalueza, «no es un problema comunicativo, porque disponen de recursos para hacerse entender, sino un tema de hábitos, que puede reducir a medio plazo el abanico de competencias comunicativas que tienen a su alcance». Como apunta, «los millennials (25 a 40 años) y la generación Z (16 a 24 años) son los usuarios más intensivos del móvil y mantienen interacción constante con otras personas a través de las redes sociales y las aplicaciones, pero, paradójicamente, han perdido el hábito de interactuar en directo».

El estudio 'Generation mute, millenials phone call statistics' realizado a 1.200 estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996 aclara el porqué de esta animadversión a descolgar el teléfono que convierte a las generaciones millennials y Z en lo que muchos consideran la 'generación muda'.

El 75% de los que participaron en este estudio creen que las llamadas al móvil son una intromisión en la vida cotidiana que les consume mucho tiempo. Según explica Enric Soler, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya, «es una intrusión que el joven no sabe cuánto tiempo lo mantendrá ocupado y, además, tienen la percepción de que quien llama tiene más necesidad que quien recibe la llamada». Estas serían las principales razones por las que los jóvenes evitan descolgar el teléfono, a las que seguirían, según este experto, la invitación a un evento, tener que hacer un favor o la confrontación verbal.

Pero este porcentaje se eleva cuando los que tienen que marcar el número y esperar tono son los jóvenes. Un 81% de los integrantes del estudio admitió sentir ansiedad antes de reunir el valor suficiente para llamar a alguien.

«Perciben la llamada tradicional como una estrategia comunicativa arriesgada, porque en una llamada no pueden borrar las palabras pronunciadas en vivo dentro de una conversación. Esto les genera menos seguridad y confianza que, por ejemplo, emplear una nota de voz, formato que les permite repetir su alocución tantas veces como sea necesario antes de enviarla», explica Lalueza.

Los jóvenes está acostumbrados y se mueven como pez en el agua con plataformas asíncronas (que no suponen una comunicación en tiempo real), por ello, ante un tipo de comunicación inmediata y directa con el otro interlocutor sienten «falta de seguridad en sus habilidades comunicativas y hace que pongan en marcha mecanismos de defensa como la evitación; si no responden, no hay oportunidad de poner a prueba ese déficit de habilidades», señala el psicólogo Enric Soler.

Las videollamadas generan mayor ansiedad

Si las llamadas generan cierto estrés en los más jóvenes, las videollamadas aún más ya que «les obligan a mostrarse en vivo, sin filtros, viéndose a sí mismos con todos sus eventuales defectos amplificados y a la vista de los demás participantes», advierte Lalueza.

Sensaciones de nerviosismo e inquietud, miedo a hablar durante las reuniones, cierto pánico escénico, estrés y menos productividad antes de una reunión son algunos de los factores que los expertos han bautizado como Zoom anxiety

Esta ansiedad se ha visto incrementada por la pandemia debido a las videollamadas. Durante el 2020 las videoconferencias diarias aumentaron un 30%, según el Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

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