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La DGT desvela de qué depende el grado de alcoholemia y cómo se calcula

La DGT desvela de qué depende el grado de alcoholemia y cómo se calcula

El resultado influyen varios factores como el volumen de bebida ingerida, el peso y el sexo del bebedor

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Jueves, 18 de agosto 2022, 00:34

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Alcohol y conducción no casan. Nunca. Es un binomio a deshacer siempre. Para ponerse al volante lo mejor es ir a cero aunque siempre es bueno recordar que el límite legal de alcohol en sangre es 0,5 gr/l (0,3 para noveles). Pero, ¿cómo podemos calcular cuánto alcohol hemos ingerido? ¿Y el grado de alcoholemia? ¿Cómo nos afecta? Las preguntas las lanzó la propia Dirección General de Tráfico tiempo atrás en su perfil oficial en Twitter. Ante las dudas que asaltan a muchos conductores, el organismo publicó un reportaje en su revista donde concreta muchos de estos interrogantes. «En los controles de carretera se mide la cantidad de alcohol que hay en su sangre. Esto se hace a través de aire espirado, cuya equivalencia está científicamente probada. El alcohol de la bebida, a través del aparato digestivo, pasa a la sangre y llega a todo el sistema nervioso central, afectando a la capacidad para conducir», advierte en el arranque de dicho artículo.

¿De qué depende pues el grado de alcoholemia?: «De la cantidad de alcohol puro que se haya tomado y el volumen de bebida alcohólica ingerida, del peso y el sexo del bebedor», indican desde la DGT. ¿Cómo calculo cuánto alcohol he bebido? Desde Tráfico revelan la fórmula: «El alcohol puro bebido se calcula multiplicando la graduación de la bebida usada (un número seguido del cero de grados (º) que aparece en la etiqueta de la bebida) por la cantidad ingerida (en centímetros cúbicos o mililitros y por 0,8 –densidad del alcohol– dividido por 100».

¿Y la alcoholemia? Su grado también tiene su regla matemática: «Se calcula al dividir los gramos de alcohol puro ingeridos por el peso (en kilos) del bebedor multiplicado por 0,7 (0,6 en las mujeres cuya tolerancia al alcohol es menor)». ¡Y ojo!». Como recuerdan desde la DGT, los efectos aparecen desde el primer momento, incluso con tasas inferiores a las permitidas para conducir. «Así, desde 0,3 y hasta 0,5 –se alcanza con 2 cañas o dos vinos– ya se incrementa el tiempo de reacción, comienzan los problemas de coordinación y se subestima la velocidad. Al superar 0,5 gr/l. de alcoholemia, comienzan los problemas de visión y por encima de 0,8, graves problema de atención y coordinación y fuerte somnolencia», aseguran.

A partir de 1,2 gr/l de tasa de alcohol en sangre (0,6 en aire espirado), la conducción se considera delito, penado con entre 3 y 6 meses de prisión. El cuerpo –el hígado, fundamentalmente– metaboliza el alcohol despacio, y según características individuales (peso, enfermedades, medicación...) tarda horas en eliminarlo.

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