Usar protección solar es básico en verano.

¿Puedo usar la crema solar abierta del año pasado, protege? La OCU lo aclara

Realiza una prueba de laboratorio para analizar la eficacia de un protector abierto desde el verano anterior

Isabel Méndez

Málaga

Viernes, 13 de junio 2025, 18:05

La temporada de baño está dando sus primeros pasos. Es momento de revisar si necesitamos nuevos bañadores, toallas, y por supuesto cremas. En este punto ... suele surgir una duda: ¿sirve el protector que tengo abierto del año pasado, puedo utilizarlo con garantías?

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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una prueba de laboratorio para contestar a esta pregunta. Según explica, al ser productos cosméticos, deben cumplir con los requisitos de una normativa europea específica, en la que la vida útil debe indicarse en la etiqueta claramente. Por un lado, mediante la fecha de caducidad, que es obligatoria para los productos con una vida útil mínima inferior a 30 meses, o bien con el espacio de tiempo después de la apertura llamado PAO (period after opening) correspondiente al periodo en que se puede usar el producto desde que se abrió: en los productos se muestra con la imagen de un frasco abierto dentro del cual aparece un número de meses.

Habitualmente, según apunta la OCU, en los productos cosméticos lo que aparece es el PAO, que suele ser de 12 meses, y de forma menos frecuente seis o nueve. En los casos en los que no se indica una fecha de caducidad, implícitamente se podría entender que el fabricante garantiza una vida útil de más de 30 meses.

¿Caduca el protector solar?

En teoría, un PAO de 12 meses supone que si hemos abierto la crema, por ejemplo, en junio de 2024 y nos sobra, no se garantiza que tenga la misma eficacia para el verano siguiente: ¿estoes siempre así?

Para elaborar su informe, la OCU recurrió a un laboratorio especializado al que llevó algunos productos de protección solar cuyo SPF se ha testado y corresponde al anunciado: en total eran ocho productos, seis de SPF 30 y dos de 50+. Todos fueron sometidos a diferentes modos de «estrés» para simular lo que sucede durante unas vacaciones de dos semanas, de una manera más «extrema». Así, primero se pusieron a 4 °C para simular las condiciones en un vuelo en avión. Luego durante casi dos semanas consecutivas pasaron a estar a 40 °C, imitando las condiciones de uso en la playa retirando parte del producto de los envases (como sucede cuando usamos protector solar en la vida «real»).

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Las cremas fueron irradiadas con rayos UVB con un simulador solar durante una semana. A continuación, las cremas se volvieron a conservar a 4° C para simular el regreso a casa en avión. Finalmente, se colocaron en un lugar fresco y se almacenaron durante más de un año a unos 20° C, para reproducir lo que sucedería en casa cuando se guardan al final de las vacaciones.

¿Qué pasa después de un año?

Unos 14 meses después de la primera apertura y todo el «estrés» previsto por el laboratorio, los protectores solares se volvieron a abrir y analizar. Lo primero, para observar su aparienciea: se verificaron aspectos como la textura, el olor, el color, la homogeneidad de la crema y se compararon con las observaciones anteriores a la simulación de las vacaciones. Además, todas las cremas fueron analizadas para evaluar su factor de protección según el método ISO HDRS (el mismo método al que se recurre en la prueba de protectores solares).

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Dos productos mostraron cambios significativos reconocibles a simple vista: en un caso una parte de la crema estaba completamente seca y en el otro la consistencia estaba claramente alterada con una separación entre las fases. Los otros artículos no reflejaban cambios aparentes.

En total, seis de las ocho cremas analizadas han superado la prueba de eficacia protectora, lo que significa que el SPF (nivel de protección frente a los rayos UVB) y el UVA (protección frente a los rayos UVA) estaban en línea con lo declarado en la etiqueta (SPF 30 y 50+). En dos casos no fue así: la eficacia protectora frente a UVB se había visto perjudicada. Una de las cremas era la que había aparecido en el análisis visual con la consistencia alterada y la otra parecía no tener problemas, pero en realidad ya no era eficaz.

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Como conslusión, la OCU establece que si el protector solar sigue teniendo aspecto normal, no ha cambiado el olor, la apariencia es la misma y la consistencia se ha mantenido igual, se puedes utilizar el resto de protector que tengamos del año anterior.

Consejos para guardar bien el protector

Para poder aprovechar el resto de crema que tengamos del año pasado, es clave conservarlo de manera adecuada, por lo que la OCU sugiere una serie de pautas a tener en cuenta para conseguirlo. Siempre que sea posible, se debe guardar el bote en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar directa; incluso en la playa, se debe mantener a la sombra. En la playa, evita que la crema entre en contacto con la arena: lávate las manos antes de echarte la crema, no la coloques en la arena. Evitar rellenarla en otros recipientes y no añadir agua u otros ingredientes. Evita dejar el bote en el coche al sol o mantenerlo en el salpicadero durante el viaje. No la dejes abierta durante mucho tiempo, ciérrala inmediatamente después de usar el protector. Y si al abrir el bote compruebas que la crema huele mal, tiene un aspecto raro o su consistencia es diferente, o si después de habértelo aplicado correctamente ves que no te protege, tíralo. Es probable que haya perdido eficacia.

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