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LUIS ALFONSO GÁMEZ
Martes, 9 de agosto 2016, 00:09
Ventosaterapia, 'cupping' en inglés. Así se llama la última moda olímpica. Su más destacado seguidor es Michael Phelps. Los grandes moratones que exhibió en la espalda y hombros durante la final del relevo 4x100 libre son consecuencia de chupones, pero hechos a propósito con pretendidos fines terapéuticos. ¿Para qué? Sus practicantes dicen que la ventosaterapia sirve para tratar anemia, hemofilia, artritis, desórdenes gastrointestinales, asma, depresión, dolores musculares, fatiga y hasta cáncer. Sus críticos no están de acuerdo. «Es un absurdo», sentencia Vicente Baos, médico de familia y miembro del Círculo Escéptico.
Incluida en la llamada medicina tradicional china, el 'cupping' se remontaría al Egipto de hace 3.500 años, según el Papiro Ebers, uno de los tratados médicos más antiguos. Consiste en el uso de ventosas para crear vacíos sobre puntos de acupuntura y que la piel se congestione. Esos vacíos se logran quemando dentro de la ventosa una sustancia cuya combustión consume el oxígeno -sistema que puede causar graves quemaduras- o mediante la extracción del aire con una bomba, método que parece que usa Phelps, a tenor de una foto en la que su compañera de equipo Allison Schmitt, siete veces medallista olímpica, le ayuda con la ventosaterapia.
«Es una forma de acupuntura que los deportistas estadounidenses utilizan, según dicen, contra los dolores musculares y la fatiga. Pero es algo ridículo. Ese vacío provoca un desgarro de la piel y de los vasos sanguíneos superficiales. Por eso sale un moratón o directamente sangre. No tiene nada que ver con los músculos. Es un simple chupón», explica Baos. Experto en el análisis de pseudoterapias, recuerda que en 2012 la revista científica 'PLoS ONE' publicó una revisión de todos los estudios sobre 'cupping': los autores concluían que, aunque era posible que tuviese alguna efectividad contra algunos dolores, la calidad de los trabajos era tan baja que no encontraban garantías de que se tratase más que de placebo.
Edzard Ernst, el mayor especialista mundial en medicinas alternativas, considera que no hay ninguna prueba de que la ventosaterapia tenga ninguna utilidad sanitaria. Y la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer advierte de que «no hay pruebas científicas de que suponga ningún beneficio para la salud» y que todos los informes de éxito «son anecdóticos». «No existen pruebas científicas de que el 'cupping' puede curar ni el cáncer ni cualquier otra enfermedad».
Michael Phelps y compañía están convencidos de que la ventosaterapia les va bien como otros deportistas lo están de la efectividad de las cintas de esparadrapo de colores o de cualquier otro amuleto o ritual supersticioso, desde la pata de conejo hasta la ahora despreciada pulsera Power Balance, pasando por santiguarse al salir al terreno de juego. Puro dopaje psicológico.
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