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Una voluntaria entrega panfletos sobre el virus zika en la playa de Copacabana. :: Christophe SIMON. afp

Un carnaval al son del mosquito

La amenaza del zika y la posibilidad de que se contagie por vía sexual o por la saliva marcan el inicio de la gran fiesta de Río de Janeiro

BORJA ROBERT

Viernes, 12 de febrero 2016, 12:56

Los bailes, los desfiles y la fiesta podrán celebrarse como cada año, pero sobre una de las tradiciones del carnaval de Río de Janeiro sobrevuelan un mosquito, un virus y dos preguntas sin respuesta: ¿Se puede transmitir el zika por la saliva? ¿Y por mantener relaciones sexuales sin protección? Como todavía no hay una respuesta científica clara, algunas autoridades brasileñas han llamado a sus compatriotas a extremar las precauciones. A moderar su costumbre de besarse a espuertas durante los días de celebración y a usar preservativos si la ocasión lo requiere.

«La recomendación de evitar los contactos íntimos tras hallarse el virus del zika en la saliva divide a los juerguistas», aseguran en un artículo dos periodistas del diario brasileño O Globo. «Un carnaval sin besos en la boca es como una playa sin sol o como un disfraz sin brillo: no tiene gracia». El mismo día que empezaba la fiesta, un informe de un laboratorio brasileño alertaba de que habían encontrado restos del virus tanto en las bocas de los infectados como en sus fluidos sexuales. Y aunque esto no significa que sean contagiosos por esas vías, desataron la preocupación en todo el país, donde creen que el contagio está relacionado con el aumento de casos de nacimientos de niños con microcefalia. Hasta ahora, el único vector de infección identificado es el mosquito Aedes aegypti, pero puede que no sea el único.

En circunstancias normales, la recomendación iría solo a evitar el contacto directo con los fluidos de personas sospechosas de estar infectadas porque muestran síntomas. Pero el carnaval desata las ganas de besos de los brasileños hasta el punto de que puede dejar una recomendación así en agua de borrajas. «Estoy segura de que la gente va a preferir arriesgarse y pensar en las consecuencias cuando haya acabado el carnaval», confesaba Amanda Almeida, una comerciante de Río a las periodistas de O Globo. Otro entrevistado propone, entre risas, usar preservativos para la lengua.

En definitiva, ni siquiera la amenaza del virus zika puede rebajar las ganas de fiesta de los brasileños. Por si acaso, el Ayuntamiento de Río de Janeiro ha puesto en marcha una campaña en la calle de sensibilización frente al patógeno y el mosquito que, cómo no, también presentaron al ritmo de la música.

«El carnaval es una fiesta carnal, y para divertirse físicamente. Una fiesta de liberación sexual, la más erótica del año. Es imposible un carnaval sin beso en la boca», reconoció otra entrevistada. «Yo prefiero besar y tener zika».

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