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Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo.

«Sí, quiero... otro altar»

Ser famoso «es más una carga que una ventaja» para disolver el matrimonio católico. Los expertos entierran otros tabúes: «No es más cara, ni más lenta» que la vía civil

antonio corbillón

Martes, 8 de septiembre 2015, 13:09

«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su ... marido y se casa con otro, comete adulterio». Así era la forma clásica de explicar la indisolubilidad del matrimonio según el 'Evangelio' (San Marcos 10, 1-12) y que ha permanecido durante siglos. Apenas hace un par de generaciones en los pasillos de los tribunales eclesiásticos todavía se imponía la máxima de que «un matrimonio católico no lo disuelve ni Dios». Solo quedaban leves resquicios por los que podía colarse alguna nulidad. Frente a otros aspectos en los que parece que los siglos no pasan por la Iglesia católica, en la gestión del matrimonio sí se aprecia una razonable adaptación a los tiempos.

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