Borrar

¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?

CATALINA URBANEJA ORTIZ

Viernes, 1 de junio 2018, 09:25

Asistir a una buena función de teatro con un grupo de amigos, complementarla con una cena y una agradable tertulia, pueden ser sinónimo de una noche perfecta. Y esa perfecta velada se ha producido con ocasión de la obra que tenía programada la Asociación Amigos del Teatro de Marbella el pasado viernes: '¿Quién teme a Virginia Woolf?'. Una representación difícil, de diálogos punzantes y en la que el espectador vive situaciones que oscilan entre la zozobra y la sonrisa.

Su autor, el americano Edward Albee, fue un maestro en cuanto a romper las reglas de la sociedad norteamericana, poco acostumbrada a que se le muestren sus soterrados sentimientos con desgarro y humor al mismo tiempo. Un dramaturgo polémico tanto en su vertiente profesional como personal que, sin embargo, obtuvo el reconocimiento de público y crítica con la concesión de tres premios Pulitzer de teatro. Mike Nichols la llevó al cine en 1966, siendo sus intérpretes Richard Burton, Elizabeth Taylor, George Segal y Sandy Denis.

Asistimos a una representación intimista que discurre en el salón de la casa de George y Martha cuando reciben la visita de un joven matrimonio, Nick y Honey. El grupo se incrementa con un quinto e imprevisto invitado: el alcohol, cuyos efectos se van manifestando a medida que avanza el tiempo escénico. La conversación sube de nivel, se incrementan las discusiones y aparecen los secretos y las pasiones ocultas de los anfitriones; mutuos reproches y manifiestos resentimientos que terminan por contagiar a sus invitados. Sorprende la reacción de Honey, una mujer con una doble personalidad que, tras una imagen frágil y aparentemente sumisa, esconde un sorprendente laberinto de pasiones. No es de extrañar que esta obra despertara tanta controversia, pues su autor intenta ridiculizar al típico matrimonio que vive de las apariencias, mediante este drama psicológico para el que se sirve de un lenguaje feroz y una ironía más que cuestionable. El desenlace muestra aquello que las parejas pretenden enmascarar: la soledad y sus irreales fantasías productos del deterioro de una larga convivencia y de la ausencia de hijos.

Los actores que la han representado en Marbella estuvieron a la altura de tan gran autor, a pesar de que no son profesionales, sino que alternan su trabajo diario con su afición por el arte dramático. Cuatro amateurs transformados en cuatro personajes contrapuestos que aparentan una compenetración ficticia, una compostura y unos modales poco acordes con sus realidades. Martha y George, interpretados por Marga Ferrer y José Prieto, forman el clásico matrimonio hastiado de la vida y ávido de experiencias excitantes. Si en un primer momento intentan sociabilizar con sus invitados, Elisabeth Suárez y Rafa Martín, a medida que transcurre la trama se irán mostrando como un par de excéntricos que buscan la diversión en las miserias humanas. Por otra parte, mientras Honey se deja llevar por su oculta afición al coñac, su esposo intentará un acercamiento fallido hacia los dueños de la casa, encontrando un escollo en George y sus palabras carentes de decoro, e incluso ofensivas.

El trepidante movimiento escénico está perfectamente dirigido por Teresa Pro, una experimentada actriz donostiarra que cuenta en su haber con algunas películas, apariciones en televisión y mucho teatro. Esta dama de la escena se enamoró de Marbella hace más de una treintena de años. Es su ciudad de adopción, su rincón preferido, al que acude cada vez que le apetece y dispone de tiempo libre.

En su dilatada trayectoria interpretativa ha compartido escenarios con actores de la talla de Alfredo Landa y José María Rodero. Su palmarés incluye más de sesenta obras y ha actuado, además de en los teatros donostiarras, en los de otras ciudades españolas e, incluso, en Roma, París y en el Festival de Teatro Hispano de Miami.

Sus estudios de Arte Dramático le sirvieron de trampolín para su inmersión en la dirección teatral, actividad que ejerce en Marbella cada vez que los Amigos del Teatro se lo piden. Los ha dirigido en 'Motín de Brujas', de Bennet; 'Solos en la noche', de P. Pedrero y 'No hay ladrón que por bien no venga', de Darío Fo que, sumados a '¿Quién teme a Virginia Woolf?', demuestran la implicación de esta mujer en el ambiente cultural de nuestra ciudad.

Con su vitalidad y optimismo, Teresa ha sabido recrear la vida de estos dos matrimonios que permanecen sustentados en una irrealidad en la que nada es lo que parece, ni ninguno de sus componentes tan perfecto como aparenta, como también es inexistente el amor que se profesan. El espectador tiene la sensación de que ambas parejas permanecen unidas por mantener un estatus ajustado a los cánones tradicionales, pero lejos de sus más recónditos deseos, ya que, al final, su supervivencia se apoya en la soledad, sus fantasmas y sus frustraciones.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur ¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?