
Un nombre que ya es un programa: León XIV
Clara es la determinación del Papa de recoger con fortaleza el legado de Francisco
Isabel Celaá
Embajadora de España ante la Santa Sede
Domingo, 11 de mayo 2025, 00:01
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Isabel Celaá
Embajadora de España ante la Santa Sede
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La Iglesia ha demostrado su fortaleza una vez más, siendo capaz de elegir en menos de 24 horas, entre 133 cardenales de 71 países diferentes, al sucesor de Pedro y dejando clara la línea que quiere seguir. La de ser una Iglesia abierta, «en salida» a los desafíos contemporáneos. Vana la pretensión de quienes esperaban un vuelco. Es el 8 de mayo de 2025. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Mamberti pronuncia la esperada fórmula latina, comunicando 'urbi et orbi' el nombre del nuevo Obispo de Roma. «Habemus Papam». ¡El cardenal Robert Francis Prevost es León XIV! Su apellido suena a «preboste», vocablo que define la «persona que es cabeza de una comunidad, y la preside o gobierna». 'Nomen, omen'. Los romanos creían en el poder del nombre, como presagio que determina la vida de la persona en lo privado y en lo público.
Ante el anuncio de su nombre la multitud agolpada en la Plaza de San Pedro se queda atónita unos momentos; pero no los peruanos que inmediatamente reconocen en él al Obispo de Chiclayo. Un Papa americano nacido en el multiétnico Chicago. El primer Papa americano de la historia. Pero con alma peruana y sangre española por parte de madre. Políglota, habla cinco idiomas. Tiene ciudadanía peruana además de estadounidense. Un Papa con vocación universal. Elige el nombre de León XIV afirmándose como continuador del programa social del Papa León XIII, impulsor de la apertura de la Iglesia al pensamiento moderno y autor de la Encíclica 'Rerum Novarum', fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia.
No improvisa. El ropaje traslada una imagen diferente a la que dio Francisco. Recupera la muceta, la estola y la cruz dorada. Todo está bien estudiado. Como sus palabras. Sale con unas hojas en la mano y con la intención de dirigir un buen discurso programático, ya desde el balcón. León XIV traza las líneas maestras de su Pontificado, reflejando una profunda continuidad con el legado de su predecesor y una clara orientación hacia una Iglesia comprometida con el presente. «¡La paz esté con todos Vds!», son sus primeras palabras. Menciona diez veces la palabra paz, una paz «desarmada y desarmante, humilde y perseverante» en un mundo en el que hay 55 conflictos abiertos.
Un mundo, el nuestro, lleno de sufrimiento en el que se cuestiona el cumplimiento del Ordenamiento Internacional y que no termina de dar solución a problemas existenciales como la emigración, la pobreza, la desigualdad. León XIV expresa su gratitud y admiración por el Papa Francisco, ese Pontífice «siempre valiente», que le elevó al Cardenalato en el mes de septiembre de 2023.
Clara es su determinación de recoger con fortaleza su legado. «Permítanme dar continuidad a la bendición de Francisco». Promueve una «Iglesia sinodal» que fomente la participación activa de todos los fieles. Prevost es el nuevo 'Pontifex Maximus', el máximo constructor de puentes. Incisivo y urgente es su llamamiento a construirlos mediante el diálogo. Una declaración que resalta su deseo de que la Iglesia sea un instrumento de reconciliación y entendimiento en un mundo siempre más inclinado a la división. Así que hay que seguir unidos en la paz, juntos.
Y utiliza la palabra 'tutti', todos, trece veces. Potente su mensaje ecuménico y clara la alusión a la columnata de Bernini, cuando apunta al deber de la Iglesia de estar «abierta a acoger como esta plaza, con los brazos abiertos».
El Papa americano habla al mundo como «hijo de San Agustín». Muestra una sensibilidad especial hacia la dignidad de los migrantes y refugiados, comprometiéndose a abogar por sus derechos y bienestar, especialmente en contextos donde se enfrentan políticas adversas. Perfila claramente el liderazgo de una iglesia «que busca siempre estar cerca especialmente de quienes sufren».
León XIV es además buen conocedor del gobierno y la estructura de la Curia. La conoce desde dentro, como Prefecto que ha sido del Dicasterio para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Es desde ahí, desde donde ha aprendido a identificar a los buenos obispos y sugerir al Papa Francisco el momento de nombrarlos.
En su discurso el Papa no deja de dirigirse, en español, a su antigua diócesis de Chiclayo, en Perú, resaltando su legado como misionero y obispo. Su gesto simboliza aprecio por la diversidad cultural y su compromiso con una Iglesia universal. También es consciente de la universalidad del español y de su eco actual en el mundo norteamericano.
Múltiples y muy complicados son los retos que habrá de afrontar el nuevo timonel de la barca de Pedro. Las guerras, el hambre, la pobreza, los abusos sexuales, el papel de la mujer en la Iglesia, el desafío tecnológico… Toda la agenda abierta por Francisco y que León XIV habrá de implementar. El nuevo Papa no solo hereda el Pontificado, sino también un contexto global muy convulso.
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