Borrar
El Ayuntamiento no autoriza a Málaga VIrgen a poner sus tradicionales barriles en la Feria del Centro, como todos los años hasta ahora, «para no incitar al consumo de alcohol». F. Lorenzo
Un dilema más que real

Un dilema más que real

HORIZONTES CERCANOS ·

Aunque lo niegue categóricamente, todo indica que el Ayuntamiento sería mucho más feliz sin la Feria del Centro. «Queremos una fiesta de calidad, no botellones ni gente bebiendo en las calles, pero no queremos suprimirla», afirma Teresa Porras. Los icónicos barriles de Cartojal no se autorizan este año. El gran éxito de la música relajante del malagueño Miguel Pérez en Amazon y Spotify.

Domingo, 7 de agosto 2022, 10:02

Ganas de feria. Muchas. Tras dos años sin fiestas de agosto por el maldito bicho, de nuevo Málaga se echará a la calle, literalmente hablando, ... para celebrar, un año más, que hace 535 reconquistaron los Reyes Católicos esta plaza para España tras largo dominio musulmán, aunque tal como conocemos nuestras fiestas hoy, éstas vienen de finales del XIX cuando los malagueños hubieron de devanarse los sesos en busca de soluciones de todo tipo ante la grave crisis surgida de una desindustrialización brutal y de la filoxera, que arrasaba nuestras vides. Más tiesos que una 'vara nardos', con un paro enorme y mucha pobreza, con el comercio estacado por lo dicho, autoridades y familias influyentes de la otrora poderosa burguesía malaguita decidieron retomar estos festejos que tuvieron su origen en una procesión religiosa de Isabel y Fernando el 19 de agosto de 1487. Lo cierto es que la idea gustó a propios y extraños, y se mantuvo, con sus idas y venidas, a lo largo de los últimos tiempos, con momentos de gran éxito y otros no tanto... En una de esas crisis, la corporación presidida por Pedro Aparicio entendió a principios de los 80 que la feria era un gran alivio económico, pero que había que revitalizarla. Y vaya si se revitalizó, con la ayuda de entonces jóvenes emprendedores y comerciantes del centro. Lo que era una fiesta que languidecía renació cual Ave Fénix e incorporó elementos tan diferentes, como la Feria del Centro, que hizo furor y fue copiada por decenas de ciudades de nuestro entorno. Pero la vida tiene ciclos, y parece que lo que en su día fuera un gran éxito, hoy ya no gusta tanto, al menos a nuestros regidores, que no a la ciudadanía, que tiene en la fiesta en el centro una de sus pasiones. Ocurre, claro, que ni en los 80, ni en los 90 ni en los primeros años del nuevo siglo, Málaga contaba con un real como el que tiene ahora, comparable con el mejor que ustedes imaginen de España, y es deseo de las autoridades municipales, por cuestiones logísticas y también económicas, concentrar las 24 horas de jarana 'arriba', en el real, que, dicho sea de paso, cada vez tiene más aceptación. Ocurre sin embargo que el centro es imbatible, y aunque el deseo es evidente, nadie se atreve a quitar ese punto de encuentro multicultural de nuestras fiestas de agosto. ¿Y qué solución tiene? Pues en vez de suprimir la feria del centro de un plumazo, por real decreto, hacerlo suavemente, plácida y lánguidamente: hoy no hay caballos y caballistas, hoy no permito casetas aquí, hoy restrinjo los horarios, hoy llevo el pregón al real, hoy... hasta prohibo los barriles apilados de Cartojal, símbolo en la feria del centro, habitual 'signo' de la fiesta, entre la Alameda y calle Larios, que incluso en los años de 'sequía festiva' por la pandemia, sin feria siquiera, aparecían como símbolo de lo que no pasaba pero volvería: la fiesta, la gente en la calle, la convivencia... Incluso Málaga Virgen, bodega que pone esos barriles, pagaba religiosamente el uso de la vía pública aunque la feria estaba suspendida. Un detalle. Este año, no. ¿Motivos? Se desconocen, al menos así lo dicen los responsables de la conocida bodega malagueña. ¿Quieren que cada vez haya menos símbolos de la feria en el centro? La edil de Fiestas del municipio, Teresa Porras, niega categóricamente que el Ayuntamiento quiera suprimir la feria del centro, e incluso se muestra visiblemente molesta al hablarle de tal 'deseo oculto': «Por qué tenemos que dar una imagen en negativo de la feria? ¿Alguien cree que si el Ayuntamiento no quisiera feria en el centro la habría? Los barriles de Cartojal no los hemos autorizado en el centro de Málaga para no fomentar el consumo de alcohol; no hemos autorizado algunas casetas para evitar competencia a los bares y restaurantes que llevan dos años muy malos por culpa de la pandemia... ¿Tan difícil es entenderlo? Lo que queremos, lo que buscamos es nuestra Feria de Agosto es una fiesta de calidad, que la gente se divierta, que lo pase bien, pero no queremos botellones, ni litronas en las calles, que la gente consuma y beba, lo que quiera, pero en los bares y en los restaurantes. La feria de hoy no es la de hace 30 años, y eso hay que entenderlo. No queremos fiesta de despiporre, gente descamisada, jóvenes emborrachándose en las calles... Creo que es lógico lo que digo, ¿no?», explica TeresaPorras, que reitera una y otra vez contundente: «No queremos cargarnos la feria del centro».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Un dilema más que real