Maketo. Charnego
Antonio Garrido
Domingo, 12 de marzo 2017, 10:02
Secciones
Servicios
Destacamos
Antonio Garrido
Domingo, 12 de marzo 2017, 10:02
Un recurso básico y secular para afirmar las virtudes de un grupo social, da igual su extensión numérica y geográfica, es comparar las virtudes propias con los defectos ajenos; aquello de la paja y la viga. Se empieza con uno mismo y se va extendiendo el horizonte. De vecino a vecino, de barrio a barrio, de pueblo a pueblo, de provincia a provincia y de nación a nación. El lenguaje nos ofrece muchos ejemplos de descalificaciones en estos niveles. Uno de los más famosos es la denominación de la temida sífilis; denominada por los españoles mal gaélico o francés; y por los vecinos de los Pirineos, mal español. Más claro, agua.
Voy a poner algunos ejemplos que se corresponden con una tipología definida y repetida hasta la saciedad: mentirosos, traicioneros, cobardes, sucios y brutos entre otras categorías.
A los del pueblo de Mejorada, provincia de Toledo, les llaman 'zorreros' porque según cuentan, cuando iban en procesión apareció un zorro y para cazarlo le lanzaron al cristo que iba en las andas. Es del todo punto inverosímil pero muestra la exageración e irrealidad, amén del componente cómico, de la leyenda. Más curiosa es la denominación de 'ahorcaburros' con la que se conoce a los habitantes de Gamonal, durante siglos municipio independiente y hoy barrio de Talavera de la Reina. Cuentan que una vez creció mucha hierba en el tejado de la torre de la iglesia y no tuvieron otra cosa que subir un burro para que se la comiera. Iba atado con una soga y de tanto tirar lo ahorcaron. Igualmente inverosímil. Otros son: bacín, hartosopas, rebañacucharas. Muchos de ellos son comunes a varias localidades y los podemos considerar formas propias. El campo más amplio es el de los insultos generales y comunes a toda la geografía española en este caso.
Lo tengo escrito y no es nada extraño que la afirmación de los nacionalismos independentistas se basa, entre varios factores, en el desprecio al «otro», materializado en la nación de la que quieren separarse.
Si hay una palabra de desprecio que ha servido de hilo conductor de una ideología es 'maqueto'. La RAE le atribuye origen vasco con el significado de «tonto, majadero». Se aplicó a los emigrantes que venían de otras regiones a las minas de Vizcaya y se extendió. Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, era radicalmente antimaqueto y llamaba a España Maquetanía. Su sentido racista llegó, como en Hitler más tarde, a casarse con una vasca «pura», doña Nicolasa Archicallende. Entre sus logros está la creación del neologismo Euzkadi. Para Arana los maquetos; es decir, los españoles, corrompían la sangre vasca y arruinaban las costumbres patriarcales de una teocracia que es lo que propugnaba. No se olvide que su viaje de novios fue a Lourdes.
Miguel de Unamuno criticó de manera radical estos planteamientos que chocaban con la libertad y con los derechos de las personas; por cierto, no es dudoso que don Miguel era vasco y como tal se sentía.
En Cataluña también se creó una palabra con el mismo significado despectivo, «charnego», curiosamente de origen castellano, «nochaniego», aplicado a los perros de caza nocturna. Ya tenemos la pareja maqueto, maketo y charnego. Creada la palabra, a usarla. Puros frente impuros, laboriosos frente a vagos, cultos frente a incultos. ¡Qué bien se vive en el reino de la excepción!, porque los despreciados son muchos más pero siempre los elegidos han sido minoría.
Con estos antecedentes es normal que en un programa de la televisión pública vasca, «Soy euskaldun, ¿y tú?», donde se preguntó a una docena de personas conocidas del País Vasco, se encontraran estas respuestas sobre España. El himno es vomitivo. La bandera les da asco. No visten nunca de rojo y amarillo. La nación y sus habitantes son sinónimos de trauma, cateto, opresión, choni, culturalmente atrasados y otras lindezas por el estilo. Desde un punto de vista lingüístico es una manifestación de racismo por la clara intención. En una democracia, salvo que sea débil, estas expresiones son inaceptables en un medio público pagado con el dinero de todos, hasta de los insultados.
Las apariencias de buena salud ocultan úlceras que no se curan. En Valencia ya ha empezado la persecución al español y no pasa nada. En Cataluña ya conocemos que los niños que tienen como lengua materna el español lo pasan mal y no alcanzan la igualdad de oportunidades educativas y tienen más fracaso escolar.
Los entrevistados dicen que si tuvieran que elegir una zona de España que no fuera el País vasco, elegirían Andalucía. Por favor, no, ¿cómo van a convivir con gente inculta y salvaje como Velázquez, Picasso, Murillo, Juan Ramón, Lorca, Valera, Bécquer, María Zambrano, , Martínez Montañez, Juan de Mesa y así hasta el infinito? Por desgracia ninguno llegó a la cima de la cultura de cortar roncos y levantar piedras. Por cierto, ¿no será materia de denuncia la broma de Mongolia?
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Gran apagón nacional: así está afectando a Málaga
Ignacio Lillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.