Leer nos hace libres
Ángel Escalera
Martes, 13 de enero 2015, 12:47
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Ángel Escalera
Martes, 13 de enero 2015, 12:47
Aunque leer nos hace más libres y es un ejercicio muy sano, un tercio de los españoles tiene la mala costumbre de no leer nunca, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Peor para ellos. Se pierden uno de los mayores placeres que existen. A través de las páginas de una buena novela se pueden vivir distintas vidas y entrar en lugares cerrados para el común de los mortales. Somos lo que leemos. Igual que la comida y el agua son imprescindibles para el cuerpo, la lectura nos nutre el espíritu. Sin movernos del sofá o de un cómodo sillón, la literatura nos transporta al fin del mundo; nos lleva a territorios creados por el autor que, aun siendo ficticios, cuando nos metemos en la piel de los personajes que transitan por ese espacio, nos parecen que están en la puerta de nuestra casa. La grandeza de la lectura es que fomenta la imaginación y nos amplía los puntos de mira. Nos hace mejores personas, más tolerantes, menos dogmáticos, más compresivos con las flaquezas propias y ajenas, más heterodoxos y, sobre todo, más felices. Reímos con una frase ingeniosa; lloramos con un poema que nos raja el alma. Nos regocijamos con los éxitos del protagonista o nos condolemos con sus desgracias. Durante el tiempo que estamos con un libro en la mano somos otros siendo el mismo. Como afirma Muñoz Molina, «leer es el único acto soberano que nos queda». Que no nos lo quiten nunca, que bastante nos han hurtado ya.
A solas con una novela o con un poemario o con un ensayo estamos acompañados. La lectura es el antídoto contra el aburrimiento. Los letraheridos jamás sienten hastío. La medicina que necesitan no se vende en las farmacias, sino en las librerías. Sus caminos desembocan en las bibliotecas, que las recorren de norte a sur y de este a oeste buscando historias con las que dotar de combustible a una afición que da sentido a sus días y hace más intensas sus noches. Hasta en el libro más malo se encuentra algo bueno, aunque sea una frase, una descripción o un pensamiento. Muchos de los que alardean de no leer a ninguna hora alegan que esa actividad les disgusta; otros, menos chulescos en su rechazo a la letra impresa, se lamentan de que no tienen tiempo. ¡Allá cada uno! No todos los datos recogidos por el barómetro del CIS son negativos. Así, se indica que al menos la mitad de los adultos ha comprado un libro en los últimos doce meses. Pero una cosa es adquirirlos y otra leerlos. Ya se sabe que hay gente que compra los tomos en función de que hagan juego con el color de los muebles de su salón.
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