El Figón de Montemar (Torremolinos), cocina de cuchara y tenedor

Platos adaptados en buena medida a los gustos actuales y con mucho sabor popular

Enrique Bellver

Sábado, 5 de noviembre 2022, 00:19

Isabelo Garrido lleva muchos años al frente de uno de los negocios de restauración más veteranos y con más arraigo en Torremolinos, concretamente desde 1997, ... año en el que abriera sus puertas El Figón de Montemar. No obstante, para nuestro veterano hostelero, la cocina tradicional, esa cocina de cuchara y tenedor, debe ir adaptándose poco a poco a los tiempos actuales sin perder su esencia familiar, de ahí que la mayoría de los platos que salen de sus fogones, por cierto, unos fogones capitaneados por su esposa, Manuela Espartal, y también por su hijo, David, tengan un toque más actual sin que esto signifique que los sabores hayan cambiado, todo lo contrario, en la cocina de esta casa siguen mandando los aromas y sabores de toda la vida, siendo precisamente la seña de identidad del restaurante. Aquí se sigue haciendo una cocina con productos de calidad y, lo más importante, no abusando de los precios. Esta puede ser una de las claves de que esta casa lleve tantos años abierta al público a pesar de no estar situada en primera línea de playa, ni elaborar una tópica y típica cocina marinera.

Imagen principal - En la primera foto, cazuela de rape. La mano de Manoli está muy presente en este guiso tradicional. Condimentado como se ha hecho desde siempre en las casas, una salsa bien trabada y un rape que gana en jugosidad. Las almejas aportan un sabor más salino. En la segunda imagen, tartar de atún.Es quizá una de las concesiones a la cocina actual más significativa de la carta de esta casa. Un buen corte del atún y poco más, ya que está falto de sabor y demasiado plano en boca. No es lo que se espera de un tartar. En la tercera foto, croquetas de cocido. Croquetas hay muchas, pero como las que prepara la mujer de Isabelo, pocas. Crujientes en su envoltura y muy suaves y melosas en su interior. El sabor del jamón está presente en cada bocado. — En la primera foto, cazuela de rape. La mano de Manoli está muy presente en este guiso tradicional. Condimentado como se ha hecho desde siempre en las casas, una salsa bien trabada y un rape que gana en jugosidad. Las almejas aportan un sabor más salino. En la segunda imagen, tartar de atún.Es quizá una de las concesiones a la cocina actual más significativa de la carta de esta casa. Un buen corte del atún y poco más, ya que está falto de sabor y demasiado plano en boca. No es lo que se espera de un tartar. En la tercera foto, croquetas de cocido. Croquetas hay muchas, pero como las que prepara la mujer de Isabelo, pocas. Crujientes en su envoltura y muy suaves y melosas en su interior. El sabor del jamón está presente en cada bocado. Paco Lorente

Imagen secundaria 1 - En la primera foto, cazuela de rape. La mano de Manoli está muy presente en este guiso tradicional. Condimentado como se ha hecho desde siempre en las casas, una salsa bien trabada y un rape que gana en jugosidad. Las almejas aportan un sabor más salino. En la segunda imagen, tartar de atún.Es quizá una de las concesiones a la cocina actual más significativa de la carta de esta casa. Un buen corte del atún y poco más, ya que está falto de sabor y demasiado plano en boca. No es lo que se espera de un tartar. En la tercera foto, croquetas de cocido. Croquetas hay muchas, pero como las que prepara la mujer de Isabelo, pocas. Crujientes en su envoltura y muy suaves y melosas en su interior. El sabor del jamón está presente en cada bocado. — En la primera foto, cazuela de rape. La mano de Manoli está muy presente en este guiso tradicional. Condimentado como se ha hecho desde siempre en las casas, una salsa bien trabada y un rape que gana en jugosidad. Las almejas aportan un sabor más salino. En la segunda imagen, tartar de atún.Es quizá una de las concesiones a la cocina actual más significativa de la carta de esta casa. Un buen corte del atún y poco más, ya que está falto de sabor y demasiado plano en boca. No es lo que se espera de un tartar. En la tercera foto, croquetas de cocido. Croquetas hay muchas, pero como las que prepara la mujer de Isabelo, pocas. Crujientes en su envoltura y muy suaves y melosas en su interior. El sabor del jamón está presente en cada bocado. Paco Lorente

Imagen secundaria 2 - En la primera foto, cazuela de rape. La mano de Manoli está muy presente en este guiso tradicional. Condimentado como se ha hecho desde siempre en las casas, una salsa bien trabada y un rape que gana en jugosidad. Las almejas aportan un sabor más salino. En la segunda imagen, tartar de atún.Es quizá una de las concesiones a la cocina actual más significativa de la carta de esta casa. Un buen corte del atún y poco más, ya que está falto de sabor y demasiado plano en boca. No es lo que se espera de un tartar. En la tercera foto, croquetas de cocido. Croquetas hay muchas, pero como las que prepara la mujer de Isabelo, pocas. Crujientes en su envoltura y muy suaves y melosas en su interior. El sabor del jamón está presente en cada bocado.

Llevaba mucho tiempo queriendo regresar a este espacio culinario y conversar con Isabelo sobre lo mucho que ha ido cambiando la restauración en Torremolinos, pues buena parte de esos establecimientos míticos de los noventa han desaparecido o dejado el paso a otras fórmulas culinarias. Afortunadamente todavía quedan restaurantes que hacen gala de la calidad del producto y de practicar una cocina que no pasa de moda. Un ejemplo lo tenemos precisamente aquí. Basta con echar una ojeada a su carta para ver y comparar que permanece casi inalterable. Ahí están esos callos, quizá uno de los platos más antológicos de El Figón, causa de que buena parte de su clientela acuda al local casi casi en exclusiva a meterse entre pecho y espalda una buena ración de callos, y tampoco podemos olvidarnos de esos guisos de Manoli: los martes, cocido; los miércoles, fabada; los jueves, berza malagueña; los viernes, garbanzos con bacalao y espinacas, y los sábados, lentejas. Guisos que llevan haciéndose desde hace muchos años y que no pueden faltar cada día señalado de la carta.

La carta de vinos mantiene su carácter tradicional, aunque se ha ido adaptando con referencias de corte más actual y a unos precios acordes con el mercado.

DATOS

Dirección Avda. Carlota Alessandri, 91. Teléfono: 952 372 688. Cierra: Domingos noche y lunes
Precios Croquetas: 9 € Callos : 12 € Paletilla cordero: 22 €
Valoración Cocina: 7,5 Sala: 6,5 Carta de vinos: 6 Calificación: 7 / 10